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Una combinación de prácticas climáticamente inteligentes usadas en el cultivo arroz-trigo aumenta los beneficios en India

Los agricultores enfrentan una extensa serie de opciones que les permitirán producir altos rendimientos en la parte oriental de las Planicies Indo-Gangéticas de India, donde el arroz y el trigo se siembran en rotación con el fin de satisfacer la gran demanda de alimentos básicos. Farmers confront a daunting range of options for potentially achieving high crop yields in India’s western Indo-Gangetic Plains, where rice and wheat crops are planted in rotation to meet high demand for dietary food staples.

Desde 1965, la siembra de cultivos en rotación se ha utilizado en la región para intensificar la producción en pequeñas áreas de siembra. Al principio, esto produjo resultados positivos para la seguridad alimentaria. Sin embargo, con el tiempo, estas prácticas agrícolas han tenido consecuencias negativas para el campo y han dado como resultado rendimientos más bajos o inestables.

Ahora, una prometedora investigación científica que estudia combinaciones de técnicas agrícolas climáticamente inteligentes está demostrando el potencial que los cultivos tienen de adaptarse al cambio climático. Los experimentos revelan la posibilidad de lograr una alta productividad y beneficios en los suministros de agua y energía, lo cual resultará en una menor afectación del medio ambiente.

En todo el Sur de Asia, y en particular, en la región de las Planicies Indo-Gangéticas, los recursos naturales están bajo una presión de tres a cinco veces mayor debido a la intensificación agrícola, la urbanización, el crecimiento poblacional, riesgos cada vez mayores causados por el cambio climático y problemas de degradación de la tierra.

“La tierra se ha degradado en la región debido a que, en los últimos 50 años, la producción de cultivos aumentó rápidamente, lo cual llevó al uso ineficiente y mal manejo de recursos”, dijo M.L. Jat, científico principal del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), quien, junto con un grupo de científicos, trabaja en la intensificación sustentable y la agricultura climáticamente inteligente.

Los científicos realizaron un estudio a fin de identificar los métodos más eficaces para sembrar arroz y trigo en condiciones restringidas en las que ya no es posible expandir las áreas de producción para aumentar los rendimientos.

Antes de comenzar su investigación, los científicos ya sabían que, debido a la sobrepoblación, la única manera que tienen los agricultores de satisfacer la creciente demanda de alimentos en la región de las Planicies Indo-Gangéticas es aumentar los rendimientos en la superficie que ya ocupa la producción agrícola. El problema de la escasez de tierra se agrava por la poca disponibilidad de agua y energía.

Para el año 2050, se proyecta que la variabilidad de las condiciones de cultivo causada por el cambio climático reducirá los rendimientos de un 10 a 40%, y que la pérdida total de cultivos será más frecuente.

Además, en ese mismo período, más del 50% del área de producción en las Planicies Indo-Gangéticas será inadecuada para la producción debido al estrés por calor. Al mismo tiempo, el manto freático se agotará debido a la extracción excesiva de agua subterránea para producir arroz.

“La adaptación al cambio climático ya no es opcional, sino que resulta esencial para minimizar las pérdidas de cultivos que ocurrirán como resultado del impacto adverso de ese cambio”, dijo Jat y agregó que la clave para lograr la seguridad alimentaria en el futuro es utilizar tecnologías agrícolas que promuevan la intensificación sustentable y se adapten a la variabilidad climática emergente.

“Los agricultores enfrentan un enorme reto, pues para tener éxito tienen que emplear prácticas agronómicas de intensificación sustentable, adaptarse a la variabilidad climática emergente y, al mismo tiempo, tratar de reducir las emisiones de gases de invernadero y aumentar el secuestro de carbono a fin de controlar el calentamiento global”, dijo.

La clave va a ser aumentar el uso de técnicas agrícolas climáticamente inteligentes que tienen el potencial de abordar esos retos, mantener el equilibrio ambiental y, al mismo tiempo, producir altos rendimientos.

Esta estrategia abre la posibilidad de aumentar en forma sustentable la productividad agrícola y los ingresos de los agricultores, adaptarse y generar la capacidad de resistir el cambio climático, y reducir o eliminar las emisiones de gases de invernadero.

Después de realizar el trabajo experimental en campo, los científicos se dieron cuenta de que la mejor forma de producir altos rendimientos y alcanzar la seguridad alimentaria era combinar de forma estratégica las tecnologías climáticamente inteligentes que ya se están utilizando selectivamente como resultado de ensayos diseñados por el CIMMYT que se llevaron a cabo durante años en la región.

Parcela de experimentación participatoria en Beernarayana, un poblado climáticamente inteligente. Foto: CIMMYT.
Parcela de experimentación participatoria en Beernarayana, un poblado climáticamente inteligente. Foto: CIMMYT.

TÉCNICAS GANADORAS

Sus resultados son reportados en un artículo de investigación publicado en la revista Agricultural Water Management.

En la actualidad, los agricultores utilizan técnicas climáticamente inteligentes que ahorran agua y energía, como, por ejemplo, la siembra directa de arroz, labranza cero, nivelado de la tierra con láser, regar y secar alternativamente, aplicación de riego según el pronóstico del tiempo y un manejo preciso de nutrientes. Otras técnicas climáticamente inteligentes incluyen la retención de residuos en la superficie de las parcelas con el fin de almacenar el carbono y evitar las emisiones, y los niveles poco sanos de esmog que resultan de la quema de residuos.

“Es posible que las prácticas climáticamente inteligentes por sí solas no logren alcanzar todo el potencial que tienen de adaptarnos a los riesgos climáticos y de mitigar las emisiones de gases en los sistemas de producción arroz-trigo”, comenta Jat.

“Sin embargo, si se combinan estas prácticas y servicios de manera óptima, esto puede ayudar a adaptar y crear resiliencia en las diversas ecologías y sistemas de producción, y así garantizar la seguridad alimentaria del futuro.”

Los científicos estudiaron seis escenarios en tres poblados climáticamente inteligentes en el estado subtropical de Haryana en las Planicies Indo-Gangéticas de la India.

El primer escenario consistió solo en observar las prácticas normales de un agricultor; el segundo y tercer escenarios combinaron diferentes tecnologías que se usan para hacer la labranza, establecer el cultivo, y manejar los residuos y nutrientes, y que se denominan “prácticas mejoradas de los agricultores”.

Los otros tres escenarios se basaron en prácticas climáticamente inteligentes combinadas con una serie de tecnologías que se utilizan para mejorar la labranza, establecer los cultivos, nivelar la tierra con láser, manejar los residuos, agua y nutrientes, así como variedades mejoradas, tecnologías de información y comunicación, y pólizas de seguro para los cultivos.

Los científicos trataron de identificar la mejor combinación de prácticas y encontraron que una combinación de prácticas agronómicas climáticamente inteligentes mejoró la productividad del sistema arroz-trigo de 6 a 19%, dependiendo de las técnicas que se utilizaron.

Esta combinación también produjo ahorros de más de 20% en el agua de riego. Además, el potencial de calentamiento global se redujo en un 40%.

“Esta investigación nos hizo sentirnos muy optimistas de que el trabajo que hemos realizado en todo el Sur de Asia está produciendo muy buenos resultados”, dijo Jat. “Ahora nuestro objetivo es continuar trabajando con varios escenarios de la vida real a fin de ver hasta dónde podemos lograr establecer la intensificación sustentable de toda la región, a fin de que el suministro de alimentos pueda mantenerse al nivel del crecimiento poblacional a pesar de los retos emergentes del cambio climático”.

Este proyecto fue financiado por el Programa de Investigación de Trigo del CGIAR (TRIGO) y el Programa de Investigación del Cambio Climático, la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (CCAFS) del CGIAR.

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