En un estudio realizado por Stephanie Cheesman, egresada de ETH Zürich, junto con el agrónomo del CIMMYT Christian Thierfelder, Neal S. Eash de la Universidad de Tennessee, Girma Tesfahun Kassie de ICARDA y Emmanuel Frossard, profesor de ETH Zürich, se encontró que el secuestro de carbono en el suelo aumentó muy poco bajo el sistema de agricultura de conservación después de siete años de práctica. En esta entrevista, Cheesman nos explica por qué el secuestro de carbono es un problema tan complejo en el sur de África y cómo se puede mejorar esta condición basándose en los resultados del estudio.
P: ¿Por qué es importante aumentar el carbono en el suelo?
R: Además de la enorme difusión que se ha hecho respecto a que el secuestro de carbono contribuye a mitigar los efectos del cambio climático, el carbono es una parte integral de la materia orgánica del suelo (también se le llama “humus”), y es, posiblemente, el componente de la fertilidad del suelo más conocido. El carbono tiene una gran influencia en la estructura del suelo, la infiltración del agua y en la capacidad del suelo para retener el agua y los nutrientes que las plantas necesitan para crecer. Los suelos degradados tienen muy poco carbono y, por tanto, son poco fértiles y tienen poca capacidad de retener nutrientes (y agua).
P: ¿Qué esperaban encontrar con este estudio?
R: Aunque los ensayos que utilizamos para el estudio se han estado realizando durante solo siete años, esperábamos que el carbono mostrara una tendencia más clara a incrementar bajo AC comparado con las prácticas convencionales (PC) en el sur de África. Nos sorprendió encontrar, en muchos casos, que había el mismo nivel de carbono en el suelo donde se utilizó AC que en el suelo donde se aplicó el tratamiento de control convencional, con algunas excepciones. No obstante, este es uno de los contados estudios en que se han analizado las reservas de carbono en los sistemas de AC en una amplia diversidad de agroecologías en el sur de África. Comparto con mucho gusto esta información con la gran comunidad científica.
P: ¿Cuáles son los factores que limitan el secuestro de carbono en el sur de África?
R: Son varios los factores limitantes. Nuestros resultados indican que la baja productividad es uno de los principales obstáculos. Los agricultores tienen que decidir si dejan los rastrojos en la superficie del suelo o los utilizan para alimentar a su ganado. La larga temporada de sequía, de mayo a noviembre, y las altas temperaturas propician la mineralización del carbono del suelo, que puede ser de hasta el doble en las regiones templadas. Otro factor que quizá limite el secuestro del carbono es que se utilizan poco otras estrategias, como por ejemplo, intercalar leguminosas o especies agroforestales en los sistemas de producción de maíz.
P: Dados los resultados de este estudio ¿cómo podemos aumentar el carbono del suelo en el sur de África en el futuro? ¿Es la agricultura de conservación (AC) necesariamente la respuesta?
R: Lamentablemente, nuestro estudio no incluye mediciones iniciales de las reservas de carbono, ya que se llevó a cabo en un conjunto muy amplio de ensayos en finca y no contábamos con suficientes recursos económicos para hacer pruebas desde el principio. Pudimos comparar la diferencia entre AC y PC, pero no determinar cómo han cambiado las reservas de carbón al paso del tiempo en esos sistemas. Aunque algunos de los sitios de ensayo tenían hasta siete años, este periodo es relativamente corto para aumentar el nivel de carbono en dichos ambientes. Por otros estudios permanentes (principalmente en las Américas), sabemos que en los sistemas agrícolas donde se utiliza labranza las reservas de carbono disminuyen. Por tanto, yo diría que en un sistema como el de la AC, en el que hay movimiento mínimo del suelo y los residuos se dejan en la superficie, hay más probabilidades de que el carbono se fije en el suelo y que, gradualmente, aumenten las reservas en el futuro. Los sistemas donde se practica la labranza también tienen mucho más erosión y esto hace que disminuya la cantidad de carbono, y, por tanto, la AC es definitivamente una forma de reducir la degradación del suelo.
La misión del CIMMYT consiste en aumentar “de manera sostenible” la productividad de los sistemas de cultivo de maíz y de trigo para reducir la pobreza y el hambre. Al combinar las variedades mejoradas con las prácticas de intensificación sostenible, el CIMMYT ofrece opciones que ayuden a los agricultores a mejorar la productividad de sus campos y sus condiciones de vida. Alimentar al suelo con rastrojos es una estrategia para mantener o aumentar gradualmente las reservas de carbono en el suelo, pero no debemos olvidar las necesidades inmediatas de los agricultores