El maíz no es solo un ingrediente básico en la dieta de los habitantes de África subsahariana (SSA), sino un cultivo comercial que genera ingresos a millones de pequeños productores. Se siembra en más de 33 millones de hectáreas en apenas 13 de los 48 países de SSA, que equivale al 72% de todo el maíz que se produce en la región. Este cultivo es sin duda el más importante.
Sin embargo, las altas temperaturas y las lluvias erráticas amenazan la producción de maíz en todo el continente. Se pierde toda la cosecha si llueve poco o si no llueve durante la etapa de floración, cuando el maíz es más vulnerable. Y cuando la temperatura aumenta, la humedad del suelo se agota rápidamente y los agricultores tienen que aplicar riego durante mucho tiempo, lo cual es muy costoso para los pequeños agricultores.
En comparación con las variedades comerciales que se consiguen en la región, las variedades de maíz tolerante a la sequía producen mejores rendimientos en temporadas tanto buenas como malas. Desde 2006, el CIMMYT ha generado 200 variedades e híbridos tolerantes a la sequía y muchos de estos materiales también poseen caracteres útiles, como resistencia a las principales enfermedades.
Además de generar maíz de buena calidad, de alto rendimiento y resistente a enfermedades, el proyecto Distribución de Semilla de Maíz Tolerante a la Sequía (DTMASS), coordinado por el CIMMYT, trabaja para asegurar que estas variedades mejoradas sean accesibles y atractivas para los agricultores. Dos y medio millones de pequeños productores en Etiopía, Kenia, Mozambique, Tanzania, Uganda y Zambia esperan beneficiarse de las alianzas y redes nacionales que promueven la producción y distribución de semilla de maíz tolerante a sequía. Estos países representan el 25% (252 millones) de la población de África subsahariana y 41% de las zonas productoras de maíz.
Para conseguir semilla de mejor calidad, los agricultores africanos tienen que hacer frente a varios problemas como los altos precios, el escaso suministro y la poca información sobre la semilla mejorada. Encuestas realizadas entre cerca de 5,000 familias campesinas en Kenia, Mozambique y Zambia, indicaron al CIMMYT que cuando los agricultores compran semilla, las características que prefieren son madurez precoz, rendimiento y tolerancia y resistencia a factores bióticos y abióticos como las enfermedades y la sequía. En muchos casos, el uso prologado y la preferencia por una variedad en particular influyen en los hábitos de compra, pero ahora los agricultores se están enfocando más en la tolerancia a la sequía, y la resistencia a plagas y enfermedades.
“Nuestro principal objetivo es producir semilla de manera sustentable y aumentar la demanda”, dice Kate Fehlenberg, gerente de proyecto de DTMASS. “Esto significa que tenemos que capacitar a los agricultores en cuestiones de comercialización y crear un ambiente favorable para que los agricultores no teman arriesgarse a ensayar las nuevas variedades tolerantes a la sequía”.
El CIMMYT está trabajando con sus colaboradores para fomentar la preferencia de los agricultores por la semilla de maíz tolerante a la sequía mediante actividades de promoción y mercadeo, y mejorando la capacidad de producción de semilla. El CIMMYT trabajará también en asegurar que las instituciones locales cuenten con la capacidad tecnológica y de producción que les permita generar y distribuir semilla de manera independiente en los países que abarca DTMASS.
Las actividades de distribución ayudarán a diseminar la semilla tolerante a sequía en varias zonas geográficas y a fortalecer la capacidad de las instituciones locales de controlar la producción de semilla de manera sustentable e independiente. Estas actividades dependen de que demos razones contundentes a los diversos actores de la cadena de valor para que sigan produciendo, distribuyendo y consumiendo variedades de maíz tolerante a sequía.
Se dará apoyo a más de 50 compañías semilleras de pequeña y mediana escala mediante talleres sobre producción de semilla y administración de empresas semilleras. En apoyo a estas actividades, las compañías semilleras también recibirán asistencia económica, por ejemplo, para comprar equipo especial de procesamiento y empaque, restaurar las bodegas de semilla y otras instalaciones, así como ayuda en la comercialización.