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Sembrar más con menos: Mejorar la productividad, la resiliencia y la sostenibilidad en África

Las observaciones de los pequeños agricultores confirman datos científicos que muestran que el clima está cambiando a una velocidad alarmante.

HARARE, Zimbabwe (CIMMYT)—”Los patrones de lluvia han cambiado muchísimo”, afirma Dyless Kasawala, pequeña productora del distrito de Kasungu, Malawi. “Han cambiado desde aquellos tiempos en que uno sabía que tendría una buena cosecha después de la temporada de lluvias”.

Han pasado más de tres décadas desde entonces y la vida no ha sido fácil para Kasawala y miles de agricultores que viven en ese ambiente inhóspito y árido. Hay muchas historias parecidas a la de Kasawala en África oriental y austral. Las observaciones de los pequeños agricultores confirman datos científicos que muestran que el clima está cambiando a una velocidad alarmante, lo cual podría ocasionar que para 2050 sean 50 millones de personas las que padezcan hambre en la región.

CIMMYT technician Herbert Chipara inspects maize devastated by drought in Mutoko district, Zimbabwe. Photo: P. Lowe/CIMMYT
Herbert Chipara, técnico del CIMMYT, inspecciona un sembradío de maíz devastado por la sequía en el distrito de Mutoko, Zimbabwe. CIMMYT/P. Lowe
De 1900 a 2013, las sequías provocaron la muerte de aproximadamente 1 millón de personas en África y causaron pérdidas económicas del orden de US $3,000 millones, que afectaron a más de 360 millones de personas. Esas sequías son claro indicio de la gran variabilidad de los rendimientos que impide a millones de africanos escapar de la pobreza y el hambre. El cambio climático podría también causar que el número de personas desnutridas aumente un 40% en África subsahariana para 2050, según la Alianza por una Revolución Verde en África.

África subsahariana tendrá que ser resiliente a los efectos del cambio climático como las sequías intensas y lluvias variables para garantizar su seguridad alimentaria. Las técnicas de la agricultura sostenible pueden ayudar a los pequeños productores a adaptarse a estos factores.

Más agricultores en todo el mundo están comenzando a practicar la intensificación sustentable (IS) que hace posible, al mismo tiempo, adaptar los sistemas de producción al cambio climático, manejar sustentablemente la tierra, los nutrientes y los recursos hídricos, y mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, con lo cual, finalmente, se reduciría la pobreza rural.

En Kenia, entre 2010 y 2015, el rendimiento de maíz de los productores que practican la agricultura de conservación aumentó 10 veces.

En la práctica, la SI incluye las prácticas de la agricultura de conservación (AC) (remoción mínima del suelo, cobertura permanente del suelo y rotación de cultivos) para, de manera simultánea, mantener y aumentar los rendimientos, incrementar las utilidades y proteger el medio ambiente. Esto contribuye a mejorar las funciones y la calidad del suelo, que aumentan la resiliencia a la variabilidad climática. Los sistemas de producción que el CIMMYT promueve pueden considerarse resilientes al clima, de acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas.

Husband and wife farmers Elphas Chinyanga (right) and Rita Gatsi tend their conservation agriculture demonstration plot in Pindukai village, Shamva district, Zimbabwe. Photo: P. Lowe/CIMMYT
Los esposos Elphas Chinyanga (derecha) y Rita Gatsi, atienden su parcela de demostración de agricultura de conservación en el poblado de Pindukai, distrito de Shamva, Zimbabwe. CIMMYT/P. Lowe

“Llovió muy poco este año, pero aun así, tenemos suficiente comida”, comenta Kasawala, quien participa en un proyecto coordinado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), cuyo objetivo es aumentar la seguridad alimentaria y la productividad en finca mediante la intensificación sustentable.

Kasawala fue una de los primeras agricultoras que practicaron la intensificación sustentable en su distrito en 2010. Ha logrado mejorar la fertilidad del suelo en sus campos, aumentar su rendimiento de maíz y mejorar la seguridad alimentaria de su familia.

“Los agricultores tienen varias opciones tecnológicas, pero, finalmente, tienen que tomar decisiones informadas sobre cuáles tecnologías adoptar”, señala Eric Craswell, copresidente del comité de supervisión del proyecto del CIMMYT Intensificación Sustentable de los Sistemas de Producción de Maíz y Leguminosas para la Seguridad Alimentaria en África Oriental y Austral (SIMLESA). Agricultores como Kasawala, que practican la AC mediante SIMLESA, participan en ensayos en finca en los que se comparan las prácticas de la AC con las prácticas convencionales y se ensayan diferentes dosificaciones de herbicidas y las rotaciones de maíz-leguminosas.

Maize farmers participating in SIMLESA are increasing yields and profits through sustainable intensification by increasing rotating and intercropping their maize with legumes. Above, smallholder farmer Lughano Mwangonde and sustainable intensification farmer in her conservation agriculture demonstration plot in Balaka district, Malawi. Photo: J. Siamachira/CIMMYT
Los productores de maíz que participan en el proyecto SIMLESA están aumentando sus rendimientos y ganancias al implementar la intensificación sustentable, es decir, aumentando la rotación y el cultivo intercalado de maíz y leguminosas. Arriba, la agricultora Lughano Mwangonde, quien ya ha implementado la intensificación sustentable, en su parcela de demostración de agricultura de conservación en el distrito de Balaka, Malawi. CIMMYT/J. Siamachira

Según Mulugetta Mekuria, líder del proyecto SIMLESA, existen pruebas que indican que las nuevas variedades de maíz tolerante a la sequía combinadas con IS generan beneficios aun mayores a los agricultores. Por ejemplo, si se hace siembra directa del maíz tolerante a la sequía, este sistema mejora en más de 80% el rendimiento del maíz. Ahora, cerca de 650 variedades de maíz y leguminosas, aprobadas por los agricultores y seleccionadas por más de 40 compañías semilleras locales, se están distribuyendo comercialmente en los países que abarca SIMLESA (Etiopía, KenIa, Malawi, Mozambique y Tanzania).

La cero labranza —una práctica de la AC en la que la semilla se siembra directamente en el suelo sin labrar y cubierto de residuos del cultivo anterior— ha ayudado a los agricultores a reducir en 50% el tiempo de siembra, lo cual les permite realizar otras actividades económicas.

“Cuando los recursos son limitados, la intensificación sustentable es la única opción para alimentar a los 2000 millones de personas adicionales que habrá en el planeta para 2050”, aseveró John Dixon, asesor principal/director de investigación y programas del Programa de Sistemas de Producción y Economía del Centro Australiano de Investigación Agrícola Internacional (ACIAR). “Ahora es el momento de hacer difusión a gran escala llevando nuestra investigación a los agricultores por medio de la extensión, las organizaciones no gubernamentales y las asociaciones de agricultores.”

En 2018, el CIMMYT se concentrará en expandir la intensificación sustentable entre un mayor número de agricultores en todo África oriental y austral. Mediante el trabajo colaborativo con agricultores, oficinas de extensión, organizaciones no gubernamentales, universidades y agroempresas, el proyecto tiene como objetivo lograr un aumento del 30% en la productividad del maíz y las leguminosas y reducir el impacto de la baja de 30% en los rendimientos que se proyecta que afectará a cerca de 650,000 parcelas de familias campesinas de zonas rurales en un periodo de 10 años.

El proyecto Intensificación Sustentable de los Sistemas de Producción de Maíz y Leguminosas para la Seguridad Alimentaria en África Oriental y Austral (SIMLESA) es financiado por el Centro Australiano de Investigación Agrícola Internacional (ACIAR) y sus actividades se llevan a cabo con la colaboración de sistemas nacionales de investigación agrícola y diversas organizaciones privadas, universidades, y organismos no gubernamentales y del sector público. Su objetivo es aumentar la seguridad alimentaria y la productividad a nivel de finca para mitigar los efectos del cambio climático.

 

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