NAIROBI, Kenia (CIMMYT)—La vida se ha vuelto más difícil en Kenia para el intrépido barrenador del tallo. Por vez primera, híbridos de maíz transgénico que combinan resistencia a ese insecto y tolerancia a la sequía se cosecharon de ensayos de campo confinados, como parte de una alianza público-privada dirigida a combatir el barrenador del tallo, que le genera a Kenia US $90 millones anuales en pérdidas.
Los experimentos se realizaron en los centros de la Organización Keniana de Investigación Agropecuaria (KALRO) en Kitale y Kiboko, en abril y mayo, y el manejo estuvo a cargo del proyecto Maíz Eficiente en el Uso del Agua para África (WEMA), como parte de una colaboración liderada por la Fundación Africana de Tecnología Agrícola (AATF). El cultivo del ensayo resistió muy bien las intensas infestaciones controladas por los investigadores de dos de las plagas más agresivas en Kenia: el barrenador moteado del tallo y el barrenador africano del tallo.
Al maíz se le llama “apilado” porque contiene más de un gen de resiliencia; en este caso, genes de Bacillus thuringiensis (Bt), microbio común del suelo que confiere resistencia a ciertas especies de barrenadores, y de Bacillus subtilis, que aumenta la tolerancia a la sequía.
Es la primera vez que el maíz resiste el ataque de dos plagas
Los colaboradores de WEMA —es decir, KALRO, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la semillera norteamericana Monsanto y la Fundación Africana de Tecnología Agrícola (AATF)— confían en que, dados los buenos resultados de este experimento, dentro de poco podrán sembrar el nuevo maíz en ensayos nacionales.
“Este es el primer ciclo de cultivo de los materiales apilados y, desde los primeros datos, se notó una clara diferencia entre las plantas que contienen las características de resistencia al barrenador del tallo y el maíz convencional comercial que se sembró para hacer comparaciones, el cual fue severamente infestado”, afirmó Murenga Mwimali, coordinador de WEMA en KALRO.
El maíz del experimento en Kiboko fue infestado con el barrenador moteado del tallo (Chilo partellus, su nombre científico), una plaga presente principalmente en tierras bajas. En Kitale, los científicos plagaron los cultivos con el barrenador africano del tallo (Busseola fusca), la plaga del maíz que predomina en tierras altas. Esta fue la primera vez que se ensayó la resistencia del maíz Bt a Busseola fusca en el campo, según Stephen Mugo, representante regional del CIMMYT en África y líder del equipo del Centro que colabora con WEMA.
“De acuerdo con nuestras observaciones, esta es la primera vez que los genes Bt apilados proporcionan control tanto de Chilo partellus como de Busseola fusca en el maíz”, asegura Mugo, y agrega que los barrenadores del tallo se comen 13.5% del maíz en Kenia, que representa un pérdida de 0.4 millones de toneladas de grano.
“Las pérdidas llegan a ser de hasta 80% en los años de sequía, cuando las plantas de maíz son debilitadas por la falta de agua y la infestación de insectos”, explica. Aunque el impacto del barrenador del tallo en el campo suele pasar inadvertido, porque los insectos a veces destruyen la planta desde la raíz, la pérdida es significativa en un país cuyos habitantes basan su dieta en el maíz.
El nuevo maíz fue generado utilizando líneas de Monsanto y líneas del mejoramiento convencional del CIMMYT dirigido a obtener tolerancia a la sequía.
En espera de aprobación para ensayar y utilizar el maíz Bt a gran escala
La cosecha del ensayo se llevó a cabo bajo la estrecha supervisión de inspectores de los Servicios de Inspección Fitosanitaria (KEPHIS) y la Autoridad Nacional de Bioseguridad (NBA) de Kenia, en estricto cumplimiento con los requisitos para el manejo de cultivos genéticamente modificados en ese país.
La NBA ya dio su aprobación parcial a KALRO y la AATF para el cultivo libre del maíz híbrido transgénico apilado. En cuanto se obtenga la aprobación total, las variedades se sembrarán en condiciones de campo no restringidas, como cualquier otra variedad, y el maíz Bt se podrá sembrar en los ensayos nacionales oficiales de comportamiento organizados por KEPHIS, para evaluar y certificar las variedades que, con el tiempo, podrán utilizar los agricultores.
“Los datos que estamos generando en este ensayo se utilizarán en futuras actividades con transgénicos en Kenia, en particular para su cultivo libre”, opina Mwimali.