El 24 de abril de 2010, aproximadamente 80 agricultores y técnicos acudieron a un día de demostración en campos de maíz rodeados de montañas, en la región de los Valles Centrales de Oaxaca, México. El día de demostración se efectuó como parte de una iniciativa para aumentar la diversidad genética en campos de agricultores y ofrecer a éstos más opciones al elegir semilla.
Las actividades del evento se centraron en la introducción de cuatro variedades de semilla de maíz: H-318 (híbrido del INIFAP), Pool 31 y Pool 32×31 (CIMMYT) y San José (Universidad de Chapingo). La semilla es de variedades de polinización libre o abierta que se seleccionó para alto rendimiento y producción de forraje, como una manera de ayudar a satisfacer la demanda de estas características por parte de los agricultores de la zona centro de Oaxaca, que suelen tener ganado y producen maíz de subsistencia. El organizador de la visita, Humberto Castro García de la Universidad Autónoma de Chapingo, campus Oaxaca, trabajó con agricultores locales en la selección de semilla que luego fue sometida a los análisis y pruebas que exige la ley mexicana en materia de sanidad vegetal, y por último empacada para distribución y venta.
“La idea es tratar de traer más y mejor diversidad a la zona”, señaló Suketoshi Taba, jefe del banco de germoplasma de maíz del CIMMYT. “Muchos de los agricultores de aquí siembran maíz para producir sus propios alimentos, no tienen acceso a insumos y la semilla es importante.” México es el centro de diversidad del maíz; Oaxaca, el estado mexicano con la mayor diversidad natural de maíz, según Taba.
Después de las palabras de bienvenida y algunos anuncios, García llevó a los agricultores a las parcelas donde les mostró las variedades. Hizo una descripción detallada de sus características, cualidades y diferencias. Todos los invitados habían recibido de antemano una hoja informativa con datos de las variedades (tipo de grano, altura de planta, longitud de mazorcas y periodo de floración); muchos de ellos las llevaban consigo para hacer anotaciones.
“Vine aquí porque quiero saber cómo aprovechar mejor mi terreno y cómo lograr una mejor producción”, comentó Severo Mendoza, un agricultor originario de Santiago Apóstol Ocotlán, que tiene un terreno de una hectárea. “Siembro para obtener mis propios alimentos, pero con lo que mi tierra produce no puedo ser autosuficiente, y dado que no tengo acceso a tecnologías o conocimientos, tengo que comprar grano adicional.”
La jornada de Mendoza no pudo haber terminado mejor, pues no únicamente pudo ver y obtener información de las nuevas variedades de maíz, sino que también fue uno de los 13 agricultores a quienes se obsequió un saco de semilla de 20 kg, suficiente para su hectárea de tierra. Los agricultores sembrarán la semilla en mayo y harán demostraciones a finales del ciclo de cultivo para dar a conocer los resultados y hablar de sus experiencias. Otros ocho agricultores compraron sacos de semilla.
Hubo también una demostración de maquinaria pequeña para cosechar maíz y picar forraje, así como de los contenedores metálicos que se utilizan para guardar grano sin tener que aplicar químicos. La hermeticidad de los contenedores obliga a los insectos a salir a la superficie para poder sobrevivir, pero al hacerlo mueren por falta de oxígeno; entonces es fácil retirarlos del grano. Al final de la visita los asistentes disfrutaron de una deliciosa comida y animada charla.
García organizará otros cinco días de demostración en la zona central de Oaxaca durante abril y mayo. Taba y García esperan visitar las parcelas que se sembrarán con la semilla seleccionada, en los próximos dos años, a fin de conocer los resultados que genere para los agricultores y para la diversidad en finca. El evento fue parte de un proyecto a mayor escala sobre conservación in situ de maíz con agricultores oaxaqueños, que incluye ensayo de variedades en finca, recolección de germoplasma de materiales criollos y producción y distribución de semilla y razas criollas mejoradas.