Expertos de todo el mundo se dieron cita en nuestra sede para comenzar a elaborar estrategias garantes de la conservación a largo plazo de la diversidad genética del maíz, pilar de la seguridad alimentaria de la humanidad. Esencial en este asunto es el buen estado de los bancos de genes. Los bancos de genes, nacionales e internacionales, no han recibido mucho apoyo, ya que la inversión en la investigación agrícola del sector público ha continuado disminuyendo, al tiempo que la fuerte competencia por los cada vez más escasos recursos en las ciencias agrícolas ha aumentado.
Esta reunión, patrocinado por el Fondo Internacional para la Diversidad de los Cultivos, el Banco Mundial y el CIMMYT, fue un llamado a dar una respuesta global a esta crisis que va en aumento, sin ningún otro interés que la supervivencia de la herencia genética de un cultivo fundamental. En una época cuando la genética molecular ofrece nuevas oportunidades de aprovechar los recursos genéticos para obtener resistencia a enfermedades, plagas y flagelos como la sequía, la salinidad del suelo y el calor, recolectar y conservar fuentes básicas de caracteres de resistencia ha cobrado renovada importancia.
Dada la distribución internacional y subsecuente evolución del maíz, la tarea representa un enorme desafío para una sola institución o un solo país. Es por eso que se necesita una solución general, apunta Major Goodman de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, co-organizador de la reunión.
“Con la experiencia que adquirimos en esta reunión”, dije Suketoshi Taba, director del banco de germoplasma de maíz del CIMMYT, “podemos dialogar y hacer recomendaciones, basadas en hechos reales, para hacer frente a los riesgos que implica la conservación de los invaluables recursos genéticos del maíz y concentrar nuestros esfuerzos y nuestros recursos”.
Publicado 2006