Del largo del brazo de un hombre, las mazorcas más grandes del mundo se encuentran en Jala, en el estado de Nayarit, en la costa mexicana del Pacífico. La variedad tradicional de esta comunidad está en riesgo, pero el festival de maíz y el valor de la variedad en la cultura local hace que los agricultores sigan cultivándola, en tanto que los investigadores trabajan en la restitución y mejoramiento de su potencial.
En la competencia anual por la mazorca más grande del mundo, las reinas de belleza y las autoridades esperan en la penumbra, en la parte posterior del escenario, mientras que la luz de un reflector se posa sobre bien alineados montones de mazorcas en la parte de enfrente. Conforme va oscureciendo en la plaza principal del poblado mexicano de Jala, en la tarde del 14 de agosto de 2007, se pide a los 30 agricultores concursantes que, con sus preciosas mazorcas, vayan pasando al estrado. Ahí, las deshojan una a una, miden su longitud y anotan los datos, bajo la vigilante mirada del productor concursante. Muchas de ellas llegan a medir más de 30 cm (12 pulgadas); el primer lugar es para una mazorca de 36 cm de largo.
En la época de lluvias el paisaje de Jala se viste de campos y montañas verdes y exuberantes. Sobresale en el valle el Ceboruco, un volcán activo cuya última erupción tuvo lugar en la década de 1870; los lugareños creen que sus cenizas ricas en minerales tienen que ver con que las mazorcas gigantes de Jala se desarrollen tan bien, porque se ha visto que fuera del valle las mazorcas no alcanzan la misma longitud que las de esta población nayarita.
El maíz de Jala es de una raza criolla—una variedad tradicional específica de un lugar en particular que los agricultores han cultivado por generaciones. Se siembran también varias otras razas criollas, de tamaño regular, originarias de otras partes de México. Colectivamente se le conoce como maíz de húmedo, ya que su ciclo de cultivo es de siete u ocho meses y tiene que sembrarse en abril para que aproveche la humedad residual del suelo, antes de que comiencen las lluvias de verano.
Ingrediente importante en las tradiciones y en diversas preparaciones
El grano del maíz de Jala es muy harinoso. Esta característica lo hace muy valioso, porque los elotes se pueden hervir o asar, es bueno para hacer tortillas en los últimos tiempos en México pasta circular y muy aplanada hecha de masa de maíz—, pozole (especie de sopa de maíz a la que se agrega carne de cerdo o pollo), gorditas (panecillo elaborado con masa de maíz y otros ingredientes diversos, dulce por ejemplo), y se le utiliza también en otras preparaciones tradicionales. Pero el hecho de que sea muy harinoso significa también que los granos son menos densos, lo cual reduce su precio en los mercados externos, donde el maíz se vende según su peso
Inexorablemente, las variedades mejoradas de maíz están desbancando a la variedad criolla de Jala. Como las variedades mejoradas son más cortas, son más manejables y menos propensas al acame (vuelco) cuando hay vientos fuertes, y rinden mucho más (cerca de 7 u 8 toneladas de grano por hectárea, en comparación con las casi 3 toneladas por hectárea del maíz de húmedo). Algo más importante aún es que las variedades mejoradas que se siembran en Jala generan relativamente altos volúmenes de hojas, que se exportan a los Estados Unidos de Norteamérica y al resto de México, donde se usan para envolver tamales, una preparación típica de México. El clima del valle está cambiando y la escasa precipitación pluvial contribuye al desarrollo de las variedades mejoradas, que maduran en un periodo de entre cuatro y cinco meses, característica que hace posible sembrarlas en suelos áridos después de que comienzan las lluvias. Esto ha ocasionado que a la fecha se siembre menos del 5% de la superficie dedicada al maíz criollo de Jala. Además, el maíz por sí mismo está siendo sustituido por cultivos comerciales, entre los que predominan el agave azul tequilero y el tabaco.
Recuperar la longitud perdida
Dado que ha sido cruzado con variedades mejoradas, la altura, la longitud y el grosor de las mazorcas y el ciclo de cultivo del maíz de Jala se fueron acortando a lo largo del siglo pasado. En 1907 un científico visitante reportó haber encontrado mazorcas de 60 cm de longitud, mientras que en los últimos tiempos la más larga ha llegado a medir escasamente 45 cm. El profesor J. Arahón Hernández Guzmán, del Colegio de Postgraduados, una institución de investigación agrícola mexicana, está haciendo estudios para revertir estas tendencias. Hernández está sembrando semilla de 22 agricultores en una parcela en el valle para recombinar la variación genética. La semilla se redistribuirá entre los agricultores que la soliciten, se conservará en el banco de germoplasma del CIMMYT y se sembrará de nuevo el año próximo para comenzar a seleccionar mazorcas de mayor longitud. También está sembrando muestras de la raza criolla de Jala provenientes del banco del CIMMYT, para selección y para combinarlas con materiales criollos nuevos. Además de recuperar y conservar los materiales, el objetivo de Hernández es generar variedades con valor agregado, como por ejemplo, maíz de doble uso, que produzca buen grano y buenas hojas, y variedades especiales para elotes o pozole. “Esto es importante para mí, porque como fuente genética, es única en el mundo”, comenta. “No solo eso: si perdemos este maíz, perderemos nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestra identidad.”
Suketoshi Taba, Jefe de la Colección de Germoplasma de Maíz del CIMMYT, opina que la raza criolla es una expresión única de la cultura de Jala y que seguirá teniendo valor mientras que la gente quiera seguir cultivándola. “El CIMMYT mantiene el maíz de Jala en custodia no solo como un recurso genético para el mundo, sino también para los habitantes de esa comunidad”, comenta. “Es importante para nosotros seguir conservándola ex situ en el banco de germoplasma del CIMMYT y esto complementa su conservación en el campo.” El Centro mantiene 22,600 colecciones únicas de razas criollas de maíz de México y otros lugares, y ha proporcionado semilla y brindado ayuda técnica a un gran número de investigadores y agricultores que se interesan en su conservación y uso.
Numerosas razones para sembrar el maíz de Jala
Pero incluso si el maíz de Jala pudiera restituirse y mejorarse, ¿los campesinos seguirían sembrándolo? Con miras a reducir la masiva afluencia de personas que abandonan el valle, las autoridades locales están dispuestos a apoyar el uso de otras variedades y otros cultivos más rentables. “Desde el punto de vista económico, el maíz no es muy importante”, señala el presidente municipal de Jala, Juan José Jacobo Solís.
Los agricultores de Jala, con una mezcla de orgullo y pragmatismo, cuentan por qué siembran la raza criolla. Se sienten muy orgullosos de sembrar el maíz que produce las mazorcas más grandes del mundo, pero también, en su larga tradición, de conservar la semilla. En la práctica, siembran el maíz de Jala por su alta calidad, porque les gusta comerlo y porque lo pueden vender a precios elevados en el mercado local. El concurso ofrece ambos, galardones y prestigio.
Los agricultores continuarán sembrando variedades mejoradas que sea más rentables y confiables para vender las hojas y el grano. Sin embargo, sobre todo si cuentan con semilla mejorada y políticas de apoyo, es probable que también sigan sembrando pequeñas parcelas del maíz de Jala para su propio consumo, para venderlo en el mercado local y para concursar. Sus diferentes propósitos son complementarios. A fin de cuentas, la conservación del maíz de Jala en los campos agrícolas dependerá de los agricultores, y dependerá de cuánto ellos lo valoren.
Así pues, Jala es un lugar donde seguirán conservándose las variedades criollas de maíz: un lugar donde la gente se enorgullece de su maíz y le confiere valor por los usos que se le dan localmente, por ejemplo, en la preparación de platillos tradicionales. “Seguiré sembrándola” —comenta el agricultor José Elías Partida—, “mis hijos ya también la siembran y participan en el concurso.”