La prisión federal de Kenia en Machakos es un lugar fuera de lo común. Ahí, los reclusos tienen la seguridad alimentaria en sus manos, literalmente. En un terreno de la prisión los hombres siembran, entre otros cultivos, tres nuevas variedades de maíz del CIMMYT.
Como la prisión está situada en una zona con propensión a la sequía y tiene una población de 1,000 internos, hay ocasiones en que los administradores necesitan ayuda para alimentar a tantas personas.
“Diariamente necesitamos cinco sacos de maíz para las tres comidas del día de todos los internos. Las nuevas variedades rinden bien incluso si no llueve mucho”, explica Paul Mukiti, el encargado de la parcela de la prisión. Se refiere a KDV1, KDV4 y KH500-21A, las variedades tolerantes a sequía generadas por el CIMMYT y el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (KARI), y comercializadas por Dryland Seeds Ltd en Kenia oriental.
Bajo la mirada vigilante de Mukiti y sus guardias, los reclusos preparan la tierra para sembrar las variedades.
Esta historia comenzó cuando la gente de Dryland Seeds le pidió a Mukiti que sembrara KDV1 y KDV4 en la granja de su propiedad. Impresionado por el comportamiento y potencial económico de ambas variedades, Mukiti convenció a sus superiores para que lo dejaran ensayarlas en el terreno de la prisión. El año pasado, Mukiti y sus hombres sembraron KDV1, en abril, y KH500-21A en octubre.
“KH-500 necesita más agua de lluvia y su ciclo de cultivo es más prolongado, pero es muy rendidora y por eso no la sembramos hasta octubre”, explica Mukiti. La siembra del año pasado les produjo 170 sacos de las dos variedades. En la prisión hubo maíz suficiente para alimentar a sus habitantes y hasta un excedente. La venta del excedente les generó ingresos adicionales.
“Este maíz nos ha ayudado a ahorrar mucho del dinero que habíamos estado pagando por el maíz con que alimentamos a los reclusos”, dijo Mukiti. Actualmente, el precio al menudeo de un saco de 90 kilogramos es de 2,700 chelines kenianos (30 dólares) y la prisión tendría que pagar al menos 13,500 chelines (150 dólares) por día. En abril de este año, Mukiti y sus hombres sembraron 1.2 hectáreas de KDV1 y cerca de una hectárea de KDV4; para junio el cultivo estaba creciendo bien pese a la sequía que prevalece en la zona. Mukiti está muy agradecido por la nueva semilla y espera con optimismo la cosecha del mes próximo.