Debido a que el clima cambiante en todo el planeta hace más difícil alimentar a la creciente población mundial, los pequeños agricultores necesitan soluciones sustentables que les permitan mejorar su seguridad alimentaria y sus medios de vida y, al mismo tiempo, adaptarse a los impactos del cambio climático. Las variedades tolerantes a factores adversos ofrecen respuestas muy necesarias, pues son una de las “10 mejores innovaciones de adaptación en la agricultura”, según un nuevo documento de trabajo del Programa de Investigación del CGIAR sobre el Cambio Climático, la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (CCAFS).
El documento se basa en décadas de investigación agrícola para el desarrollo realizada por los centros de investigación del CGIAR con el fin de identificar las mejores innovaciones para adaptar la agricultura al clima. Esta semana los líderes del mundo se reunirán durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Bonn, Alemania, donde probablemente tomarán decisiones respecto a la agricultura; al mismo tiempo, se exhorta a los países a que adopten y promuevan las mejores prácticas en sus Planes Nacionales de Adaptación.
El cambio climático ha ocasionado una mayor incidencia de sequías, calor y eventos meteorológicos extremos, así como de plagas y enfermedades de las plantas, todo lo cual podría limitar enormemente el crecimiento de cultivos alimentarios básicos como el maíz, el trigo, el arroz y la papa. Dado que se prevé que la demanda de cultivos alimentarios básicos como el maíz aumentará un 60% para 2050, esta situación implica una seria amenaza para la producción mundial de alimentos.
Los centros y los programas de investigación del CGIAR han trabajado largo tiempo en la generación de variedades de cultivos tolerantes a factores adversos que permiten a los pequeños productores aumentar su seguridad alimentaria de manera sustentable a pesar del cambio climático. Un ejemplo significativo de este trabajo es el proyecto Maíz Tolerante a Sequía para África, implementado por conducto del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Programa MAÍZ del CGIAR (MAIZE) con apoyo de la Fundación Bill & Melinda Gates. De 2010 a 2016, el proyecto liberó más de 200 variedades de maíz tolerantes a factores adversos para los pequeños productores de 13 países africanos, que tienen el potencial de generar de 362 millones a 590 millones de dólares en un periodo de 7 años, gracias a que aumentan los rendimientos y reducen la variabilidad de los mismos.
En los ensayos en finca se ha encontrado que las variedades de maíz climáticamente resilientes rindieron hasta 20% más en condiciones adversas, y que su rendimiento se duplicó en condiciones adversas extremas, como las que provocó el fenómeno de El Niño en 2015 y 2016. Esto podría aumentar significativamente los ingresos familiares y la seguridad alimentaria. Un estudio reciente sobre las variedades tolerantes a la sequía en Zimbabwe reveló que las variedades de maíz tolerante a la sequía podrían proporcionar a las familias campesinas de Zimbabwe hasta nueve meses más de alimento, o 240 dólares por hectárea, en las regiones propensas a la sequía. Con base en estos resultados, el Dr. Bruce Campbell, director del Programa de Investigación del CGIAR sobre el Cambio Climático, la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (CCAFS) dio a estos cultivos tolerantes a la sequía el nombre de innovación de tipo Tesla para la agricultura.
Los beneficios no se limitan solo a África, pues en el sur de Asia ya se licenciaron 18 híbridos de maíz precomerciales tolerantes al calor del programa Maíz Tolerante al Calor para Asia (HTMA). Seis de ellos son de adaptación amplia a las zonas agroecológicas del sur de Asia (lo cual sugiere que probablemente poseen tolerancia tanto al calor como a la sequía) y 12 tienen buena adaptación a megaambientes específicos de Bangladesh, Bután, India, Nepal y Pakistán.
Para producir buenos resultados, el fitomejoramiento tiene que ir varios pasos delante del cambio climático. El documento sostiene que reforzar los sistemas de mejoramiento utilizando las tecnologías más modernas, junto con un intercambio internacional más abierto de germoplasma, y un cambio rápido de variedades, son componentes fundamentales de esta estrategia de adaptación. Asimismo, los programas de mejoramiento fortalecidos de maíz resiliente al clima también ofrecen el co-beneficio de que generan más rápido maíz más nutritivo con resistencia a plagas y enfermedades y tolerancia a otros factores adversos. En Malawi, Zambia y Zimbabwe, ahora hay en el mercado variedades de maíz tolerantes a la sequía y con alto contenido de provitamina A que pueden evitar problemas de visión en los niños. Actualmente se está realizando investigación para generar maíz tolerante al calor y la sequía y con alto contenido de provitamina A y zinc.
El CIMMYT, el CRP MAIZ y otros centros y programas de investigación del CGIAR trabajan para ayudar a los pequeños productores a adaptarse al cambio climático proporcionándoles variedades de cultivos tolerantes a factores adversos que son generadas por mejores sistemas de mejoramiento, tecnologías de vanguardia e intercambio abierto de germoplasma internacional. Las innovaciones de adaptación descritas en el documento de trabajo deben ser consideradas y respaldadas, a fin de forjar un futuro alimentario seguro y resiliente al clima.
Para obtener más información sobre las 10 innovaciones incluidas en este documento, haga clic aquí.
En los Diálogos sobre el Cambio Climático durante la COP23 en Bonn, Alemania, el CIMMYT dará a conocer las innovaciones en maíz y trigo que pueden ayudar a los agricultores a mitigar los efectos del cambio climático. Haga clic aquí para leer más artículos de esta serie o síganos @CIMMYT en Facebook y Twitter para enterarse de lo más reciente sobre el tema.