Katie Lutz
Se estima que una de cada tres personas en los Estados Unidos ha optado por una dieta “libre de gluten (New Scientist, julio de 2014). Esta tendencia ha sido impuesta y alentada por celebridades, atletas y gente influyente. En los cinco años pasados ha habido una epidemia de autodiagnósticos de intolerancia al gluten. Muchas personas sostienen que el gluten es un aditivo tóxico y que causa distensión abdominal, varios trastornos mentales, dolor de estómago, dolor de cabeza y aletargamiento.
La intolerancia al gluten puede ser resultado de diversos trastornos, entre ellos, la enfermedad celiaca. Según datos de Coeliac.org, “La enfermedad celiaca es resultado de una reacción del sistema inmunológico al gluten, una proteína que contienen el trigo, la cebada y el centeno. Las personas con predisposición a esta sustancia presentan reacciones inflamatorias, de base inmune, en la mucosa del intestino delgado”. Eliminar el gluten significa eliminar uno de los grupos básicos del plato del buen comer. Muchos de los productos sin gluten que hay en el mercado contienen poca fibra y mucha azúcar, y son por ende menos saludables para quienes sí pueden consumir productos que contienen gluten.
Si únicamente alrededor del 1% de la población estadounidense padece celiaquía, entonces ¿por qué un tercio de la población está cambiando a los productos libres de gluten y eliminando de su dieta el trigo? La causa podría ser la sensibilidad al gluten no celíaca (NCGS). Muchas personas opinan que aunque la NCGS no produce reacción inmune al gluten, sí causa inflamación y dolor de estómago, los cuales desaparecen después de que suspende el consumo de gluten. Estudios a pequeña escala han encontrado que al parecer la NCGS tiene sustento. Peter Gibson del Hospital Alfred y Monash, en Melbourne, Australia, fue uno de los primeros que estudiaron los efectos del gluten con pruebas aleatorias. Incluso después que obtener resultados positivos en su primera prueba, que mostró que las personas que consumían productos con gluten padecían distensión y aletargamiento, Gibson no estaba convencido (New Scientist, 2014.)
“El problema es que el trigo contiene más que gluten”, señaló Gibson (New Scientist, 2014). Descubrió que el gluten del trigo no causaba la enfermedad. Los resultados apuntaron hacia los oligo-di-monosacáridos fermentables y polioles (FODMAP) presentes en el trigo y también en muchas frutas, verduras y productos lácteos (The Guardian, 2014).
El CIMMYT puso en marcha una campaña en línea para disipar los mitos sobre el trigo y concientizar al público acerca de la importancia de este cereal en el mundo. Le invitamos a que visite nuestro sitio sitio Wheat Matters, y a que se una a #WheatMatters en Facebook y Twitter.