“Ya no sabemos con certeza cuándo tenemos que empezar a preparar la tierra para la siembra o cuándo tenemos que empezar a sembrar. Es casi como jugar a las apuestas con la naturaleza”, se lamenta Appollonia Marutsvaka, agricultora de 62 años del distrito de Zaka, Provincia de Masvingo, Zimbabwe. “La mayoría de las veces las lluvias no son suficientes para la producción agrícola. Si esta situación persiste, muchos de nosotros que tenemos fincas pequeñas nos hundiremos más en la pobreza, porque dependemos de la agricultura para obtener nuestro sustento”.
Muchos de los agricultores de Zaka sostienen que solo logran una buena cosecha cada cinco o seis años. Para los pequeños agricultores, los cambios en los patrones climáticos han convertido a la agricultura en un juego de azar con la naturaleza.
Se estima que los rendimientos de maíz en Zimbabwe y la Provincia de Limpopo en Sudáfrica disminuirán de 20 a 50% aproximadamente entre ahora y 2045. Esta disminución planteará un problema serio, ya que el maíz es el principal alimento básico de la región. Los bajos rendimientos en esta región son causados en gran medida por la sequía, la poca fertilidad del suelo, las malezas, las plagas, las enfermedades, la poca disponibilidad de insumos y semilla inadecuada.
Después de años de trabajar en proyectos de mejoramiento de maíz, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), a través del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), se comprometió a investigar, apoyar y poner maíz tolerante a la sequía en manos de los pequeños agricultores. A la fecha, con el apoyo considerable de la Fundación Bill & Melinda Gates, se han entregado variedades tolerantes a la sequía a tres millones de agricultores de todo África.
“Dadas las numerosas evidencias de las variaciones del clima en África subsahariana, existe una urgente necesidad de crear sistemas de maíz más resilientes. Es probable que las estrategias de adaptación al cambio climático en los sistemas de maíz en África subsahariana incluyan semilla mejorada con tolerancia a la sequía y al calor, así como prácticas agronómicas mejoradas”, destaca Jill Cairns, fisióloga sénior de maíz del CIMMYT.
El CIMMYT, junto con sus colaboradores del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), ha generado variedades de maíz tolerantes al calor y la sequía en sus programas de mejoramiento en África subsahariana.
La tolerancia al calor no era una característica en que trabajaran los programas de mejoramiento africanos. El trabajo del Programa Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS) del CGIAR destaca la importancia de la tolerancia al calor en el clima a futuro, y en 2011 el CIMMYT empezó a incluir esta característica en sus actividades de mejoramiento. En este último año, la sequía causada por El Niño puso de manifiesto que se necesita maíz que también sea tolerante al calor. Si el CIMMYT no hubiera empezado a trabajar con estas variedades en 2011, las variedades tolerantes al calor y la sequía no habrían estado listas hasta 2021.
Una reciente visita de los medios a los distritos de Zaka y Chiredzi en Zimbabwe, donde el CIMMYT realizó ensayos en finca de las nuevas variedades tolerantes a los cambios del clima, reveló que el nuevo maíz tolerante al calor y la sequía es importante para combatir la escasez de alimentos causada por el cambio climático. La investigación realizada por el CIMMYT reveló que en condiciones experimentales, las nuevas variedades duplicaron los rendimientos del maíz en comparación con los rendimientos de variedades comerciales.
La pequeña agricultora Marutsvaka, que participó en los ensayos de variedades en finca, dice: “Antes no cosechaba nada, ya que mi sembradíos eran, literalmente, quemados por el sol abrasador. Durante el ciclo de cultivo 2015-2016, coseché casi 200 kilogramos de grano blanco”. Uno de los problemas de estas nuevas variedades de maíz es el tiempo que transcurre entre los ensayos y la distribución comercial de semilla. Por ejemplo, algunas de estas nuevas variedades de maíz no estarán en el mercado hasta el ciclo agrícola 2018-2019.
El Informe del Estado de la Agricultura en África 2014 señala que los productores de alimentos vitales corren el riesgo de ser sobrepasados por el ritmo y la severidad del cambio climático. Los autores piden que se adopte la agricultura climáticamente inteligente para que los cultivos sean más resilientes a los eventos climáticos extremos futuros.
“Para que nuestros agricultores sean productivos y logren su seguridad alimentaria, necesitamos crear resiliencia para ayudarlos a mitigar los efectos del cambio climático desde el principio”, enfatiza Cosmos Magorokosho, mejorador sénior de maíz del CIMMYT. “Nos referimos a la situación que se genera cuando no llueve a tiempo o el ciclo de cultivo se acorta como resultado de la sequía y otros factores adversos, como el calor”.
Agrega que ayudar a los pequeños productores a adoptar las técnicas de la agricultura climáticamente inteligente “los prepararía para hacer frente a problemas aun más graves en el futuro… esto significa que necesitamos adaptar la agricultura a los cambios del clima y mitigar el cambio climático en sí”.
Sin embargo, terminar de desarrollar una nueva variedad de maíz no es lo mismo que lograr llevarla a los campos. Crear una cadena de distribución en África ha sido un reto más grande que crear el producto en sí.
Gabriel Chiduku, representante de ventas y comercialización de Klein Karoo, compañía semillera privada que introdujo la semilla de las variedades tolerantes a sequía del CIMMYT para los agricultores de Zaka, informó a éstos que la semilla ya está lista para ser distribuida.
Con las variedades de maíz tolerantes al calor y la sequía, los agricultores de Zaka están produciendo tres toneladas de maíz por hectárea, mucho más de lo que antes producían: menos de una tonelada.