Ashrafi es un estudiante de doctorado originario de Irán que trabaja bajo la supervisión de Amer Dababat en un proyecto del CIMMYT, financiado por Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ) GmbH, de Alemania.
Los nematodos son un problema para los agricultores iraníes, ya que los estragos que producen en sus cultivos les ocasionan enormes pérdidas económicas. Los nematodos forman quistes en el grano de los cereales, sobre todo aquellos de las especies Heterodera y Globodera, responsables de problemas similares en muchos otros países.
En Irán, instituciones nacionales de investigación, universidades, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas estudian y monitorean los patógenos del trigo y luego difunden la información. Con mi proyecto de doctorado, que es parte de un proyecto del CIMMYT, espero colaborar con los investigadores que estudian las enfermedades del trigo y compartir con ellos los resultados de mis experimentos, con la idea de crear conciencia sobre el papel de los agentes de control en el manejo de los nematodos enquistados de los cereales (NEC).
El trigo y sus derivados se cuentan entre los productos agrícolas más importantes en Irán y, junto con el arroz, forman parte de la dieta básica de la población. En 2012, la producción de trigo fue de aproximadamente 14 millones de toneladas métricas, lo cual situó a Irán en el lugar 12 entre los mayores productores de trigo a nivel mundial.
El potencial para mejorar los sistemas de producción en Irán es enorme. Existen programas de apoyo del gobierno que alientan a los agricultores a sembrar más. No obstante, éstos tienen que lidiar con el problema de los fitopatógenos. La aplicación de químicos aumentó en el país en los últimos siete años. Especialistas iraníes alertaron a los respectivos grupos sobre los residuos en los productos agrícolas y, en respuesta, el gobierno puso en vigor una ley en la que se establece el límite máximo permitido. Con el uso de agentes biológicos de control —en su mayoría enemigos naturales que ponen a raya a los nematodos— disminuirán los daños que causan los pesticidas a la salud humana y al medioambiente. Los resultados de mi investigación me ayudarán a identificar medios de control biológico en el Oriente Medio, donde las condiciones climáticas y los factores abióticos, sobre todo la sequía, ocasionan grandes pérdidas de rendimiento. Algo que pretendo con mi trabajo es también que haya una comprensión más clara y amplia del papel del control biológico en la seguridad alimentaria.
En algún momento, toda esta información podrá ser utilizada en los institutos de investigación sobre protección de variedades vegetales en Irán, y quizá motive a otros futuros científicos a estudiar el uso de bioplaguicidas y agentes de control biológico en determinadas zonas.
En el tiempo que durará el proyecto aprenderé a aislar hongos no patógenos y bacterias de las raíces y de quistes en el grano; estudiaré la capacidad que tienen diferentes genotipos — desde resistentes hasta susceptibles— de hospedar endofitos; estudiaré su comportamiento actual en líneas con resistencia a los nematodos; y haré genotipeado de endofitos asociados con las raíces del trigo y quistes, por especie; en este trabajo utilizaré herramientas moleculares.
El CIMMYT, con su extensa red de colaboradores, científicos y agricultores, aplica lo último de la ciencia para combatir el hambre y aumentar la seguridad alimentaria global. Es un honor para mí trabajar con otras personas, ayudar a los agricultores y compartir ideas. Poder hacer trabajo de investigación en el CIMMYT es una oportunidad que inspira y que nos ayuda a entender mejor las necesidades que tienen los agricultores y, por medio de la ciencia, hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarlos. El CIMMYT simboliza la esperanza de acabar con el hambre y la pobreza en el mundo, un mundo donde podamos confiar en que nuestro trabajo en conjunto, nuestros conocimientos y nuestro trabajo harán una diferencia en la vida de la gente.