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La ganadería es la clave para escapar de la trampa de la pobreza en Zambia

La cría de ganado es la clave para que los agricultores zambianos puedan escapar de la trampa de la pobreza. Foto: Christian Thierfelder/CIMMYT
La cría de ganado es la clave para que los agricultores zambianos puedan escapar de la trampa de la pobreza. Foto: Christian Thierfelder/CIMMYT


Malende es una pequeña aldea cercana al poblado de Monze, en el sur de Zambia, una región donde los principales programas de investigación del CIMMYT han realizado actividades desde 2005, y donde ya se están implementando los principios y prácticas de la agricultura de conservación (AC).

Los agricultores de Malende son los típicos productores de África subsahariana: siembran superficies pequeñas, sus suelos no son muy productivos y padecen los graves efectos de la variabilidad climática (calor, lluvias erráticas y sequías a medio ciclo). Predomina la agricultura de subistencia, ya que los agricultores no tienen acceso a mercados funcionales de insumos o para vender sus productos. Muchos dependen de la tracción manual o animal y, como no tienen opciones para mecanizar su trabajo, lo más que pueden cultivar son superficies de cerca de cinco hectáreas.

El CIMMYT ha estado trabajando con sus colaboradores para implementar tecnologías resistentes a los efectos del clima cambiante — siembra directa, mantillos y rotación diversificada de cultivos— que ayuden a los agricultores a elevar la productividad de sus campos y a contrarrestar los embates del clima. En una encuesta que se llevó a cabo durante la implementación de un proyecto del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), se hizo una clasificación de los agricultores zambianos que participan en diferentes operaciones agrícolas, de acuerdo con sus características, es decir, tamaño de su parcela, si tenían ganado o no, y sus ingresos. Para validar el estudio de la tipología de los agricultores, en marzo de este año, el CIMMYT, en colaboración con el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Zambia, entrevistó a un agricultor que no tiene ganado y a uno que tiene 15 reses.

Jacob Sibanje siembra cinco hectáreas en total. Su familia está formada por cinco adultos y cinco niños; todos trabajan en el campo. Ha practicado la agricultura de conservación por muchos años, el rendimiento de sus cultivos ha sido estable y ya empezó a sembrar maíz en rotación con cacahuate, yuca, chícharo y camote.

Cuando le preguntamos cómo le iba, Sibanje respondió: “¡Me mantengo en la lucha!”. Pese a los resultados que ha logrado con la AC, el alto precio de los insumos (fertilizantes y herbicidas, en particular) y la ausencia de mercados establecidos para sus productos, sus ganancias se reducen año con año. Esto significa que debe trabajar fuera de su finca para poder subsistir. La cosecha de maíz de Sibanje es solo para autoconsumo; su situación es inestable, ya que tiene que alquilar animales para poder sembrar.

Lyson Sakala siembra seis hectáreas y mantiene a su familia de tres adultos y dos niños. A diferencia de Sibanje, Sakala siembra y vende su cosecha. Practica AC en tres hectáreas, donde siembra maíz en rotación con soya, caupí y girasol, para vender y para autoconsumo. Las otras tres hectáreas las dedica al pastoreo.

Sakala alimenta a su ganado con todo el rastrojo que recoge y aplica estiércol en la superficie que dedica al pastoreo. Sus vacas producen 15 litros diarios de leche; reserva siete para su familia y vende el resto. El ganado es también una fuente de ingresos, en caso de que la familia tenga una emergencia. Sakala sabe que puede vender dos o cuatro vacas cada año a un precio promedio de 197 dólares americanos por cabeza. Si combina los ingresos que obtiene por la leche y la carne, puede comprar fertilizante a un precio más alto que el que pagan sus colegas. Dado que las ganancias de Sakala aumentaron, empezó a contratar a dos ayudantes, y ahora sus hijos van a la escuela. También obtiene forraje de sus vecinos a cambio del alquiler de sus animales durante la siembra; utiliza el forraje como complemento para alimentar a su ganado en el invierno.

 ¿Cómo puede Sibanje lograr los mismos buenos resultados que Sakala?

El CIMMYT usó tipologías de agricultores basándose en diversos criterios socieconómicos y agrícolas para definir las diferentes estrategias en el sur de Zambia, y porque determinó que el ganado constituye una forma de escapar de la trampa de la pobreza en la que muchos agricultores como Sibanje están atrapados. El CIMMYT también muestra el valor agregado del abono natural, definiendo los pros y los contras de dejar los rastrojos en el suelo y alimentar con ellos al ganado; también se identificaron las condiciones agroecológicas y socioeconómicas en que la integración de la agricultura y la ganadería representa una buena opción para los agricultores.

Cuando volvimos a visitarlo en junio, Sibanje ya había comprado cuatro novillos con el dinero que obtuvo por su cosecha de este ciclo. Planea modificar las operaciones en su finca para crear un sistema agro-pecuario mixto, con el propósito de maximizar todo el sistema en lugar de un solo componente, lo cual le creará grandes ventajas.

Según datos de la FAO, “La elección de la agricultura mixta no es siempre un indicador de mejora de la situación en la que las personas se encuentran”. Sin embargo, Sibanje y Sakala muestran que aunque no todos los agricultores pueden llegar a ser ganaderos comerciales, por lo menos tienen suficiente ganado para no tener que alquilar animales para preparar la tierra, para contar con abono natural y reducir su dependencia de los costosos fertilizantes minerales.