Con el propósito de conocer mejor los procedimientos de liberación de variedades y mejorar la semilla de maíz en África Subsahariana, el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) y el CIMMYT llevaron a cabo, de 2007 a 2008, un estudio en 13 países. Los resultados del estudio, que financiaron la Fundación Bill & Melinda Gates mediante el proyecto Maíz Tolerante a la Sequía para África (DTMA), se publicaron recientemente en un informe que lleva por título Variety Testing and Release Approaches in DTMA Project Countries in Sub-Saharan Africa. Uno de resultados más relevantes indica que la liberación eficiente y oportuna de variedades es obstaculizada por leyes y procedimientos que cambian constantemente, son inconsistentes o difíciles de interpretar, y que esto impide el acceso de los agricultores a los beneficios derivados del germoplasma mejorado y afecta el mercado de la semilla.
De los 13 países donde se hizo el estudio, únicamente siete tienen normas por escrito sobre los criterios de distinción, uniformidad y estabilidad (DUS) y sobre cuáles caracteres tienen que anotarse. Las pruebas para determinar estos factores son importantes porque garantizan que las variedades que se liberan son únicas y difieran de las variedades conocidas en por lo menos una característica. Otro dato interesante tiene que ver con el costo de los análisis para determinar la distinción, uniformidad y estabilidad, los cuales oscilan entre cero y 600 dólares en los países de estudio.
Los dos organismos responsables de decidir si las variedades de maíz cumplen los requisitos de liberación son la Autoridad Nacional de Semilla (NSA) y el Comité Nacional de Liberación de Variedades (NVRC). Mediante el estudio se observó también que los NVRCs varían mucho de un país a otro en la región: algunos son controlados por el sector privado y otros por el sector público, y la periodicidad con que sus representantes se reúnen también difiere entre países. Además, el número de variedades nuevas que cada año se liberan va cambiando; por ejemplo, en Sudáfrica se liberan más de 60, en tanto que en otros países puede que no se libere ninguna.
Este intrincado sistema resulta costoso y duplicativo, ya que una misma variedad deberá ser ensayada en todos los países donde se realizará su comercialización. En consecuencia, son pocas las variedades que se liberan y esto afecta económicamente a las empresas semilleras al tener que esperar a que se registren nuevas variedades en un país y que se distribuyan en los demás. El informe contiene recomendaciones de cómo mejorar el índice de liberación y obtener más semilla de variedades mejoradas en el mercado. Se recomienda asimismo una armonización regional de la legislación sobre este insumo; que se promueva el uso de datos de otros países; que se simplifique el ensayo de variedades; y que los NVRC se reúnan periódicamente. Puede leer todo el informe en http://tiny.cc/RQjme.