El economista del CIMMYT Jason Donovan analiza el papel de las compañías de semillas y los mercados de alimentos.
EL BATAN, México (CIMMYT) — La seguridad alimentaria depende en gran medida de la seguridad de las semillas. Los sistemas de semillas sostenibles aseguran la disponibilidad de una variedad de semillas de calidad para las comunidades agrícolas a precios asequibles. No obstante, en muchos países en vías de desarrollo los agricultores todavía no cuentan con acceso a las semillas adecuadas en el momento adecuado.
En el pasado, los gobiernos desempeñaban un papel importante en la obtención de semillas mejoradas para los agricultores de bajos recursos. Sin embargo, actualmente el sector privado desempeña un papel de liderazgo, a menudo con un fuerte apoyo de los gobiernos y las ONG.
“Las intervenciones en los sistemas formales de semillas en el maíz han tendido a enfocarse en mejorar la capacidad de las empresas productoras de semillas, que a menudo son operaciones de propiedad local a pequeña escala, para producir y distribuir germoplasma de calidad”, dice Jason Donovan, economista sénior del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). “Se espera que estas compañías locales de semillas mantengan, reproduzcan y vendan semillas a agricultores desatendidos. Es una tarea bastante difícil, especialmente porque las empresas privadas de semillas son algo bastante nuevo en muchos países”.
A principios de la primera década de 2000, explica Donovan, muchas empresas de semillas eran parcial o totalmente de propiedad estatal. En México, por ejemplo, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) produjo semillas y las suministró a una entidad orientada al mercado que era responsable de la distribución. “Lo que estamos observando ahora es que las empresas privadas de semillas de propiedad local están forjando su espacio en el mercado de semillas de maíz, a veces en competencia directa con compañías multinacionales de semillas”, dice Donovan. En México existen actualmente alrededor de 80 empresas productoras de semilla de maíz de propiedad local, de las cuales la mayoría han estado involucradas en el proyecto MasAgro Maíz del CIMMYT. Estas son en su mayoría empresas pequeñas que venden entre 150 000 y 500 000 kg de maíz híbrido por año.
En esta entrevista, Donovan analiza nuevas direcciones en la investigación de las cadenas de valor, los desafíos a los que se enfrentan las compañías de semillas privadas y cómo los nuevos estudios podrían ayudar a comprender sus capacidades y necesidades.
¿Cómo contribuye la investigación sobre los mercados y las cadenas de valor a la misión del CIMMYT?
Estamos interesados en las personas, las empresas y las organizaciones que influyen en la mejora de la adopción de semillas de maíz y trigo, la producción, y la disponibilidad y calidad de los alimentos a base de maíz y trigo. Este enfoque complementa perfectamente los esfuerzos de quienes trabajan en el CIMMYT y en otros lugares para mejorar la calidad de las semillas y aumentar la productividad del maíz y el trigo en los países en vías de desarrollo.
También estamos interesados en la nutrición y las dietas de los consumidores urbanos y rurales. Gran parte del trabajo en torno a dietas mejoradas se ha centrado en comprender el consumo de frutas y verduras y las opciones para estimular un mayor consumo de estos alimentos. Si bien hay buenas razones para incluir esos grupos de alimentos, la realidad es que esos no son los segmentos del mercado de alimentos que están inmediatamente disponibles o que pueden alimentar a las masas. Sin embargo, el maíz y el trigo procesados están creciendo rápidamente en popularidad tanto en áreas rurales como urbanas porque eso es lo que la gente quiere y necesita comer primero. Entonces, la pregunta es: ¿cómo pueden los gobiernos, las ONG y otros promover el consumo de productos de trigo y maíz procesados más saludables en lugares donde los ingresos crecen y los gustos están cambiando?
Este año, el CIMMYT inició una nueva área de investigación en colaboración con el Programa de Investigación en Agricultura para la Nutrición y Salud (A4NH por sus siglas en ingles), observando la disponibilidad de productos procesados de maíz y trigo en la Ciudad de México, una de las ciudades más grandes del mundo. Estamos trabajando en colaboración con investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública para averiguar qué tipos de productos a base de trigo y maíz está vendiendo la industria alimentaria, a quién y a qué costo. Al final del día, queremos comprender mejor la variación en el acceso a alimentos más saludables a base de trigo y maíz a través de las diferencias en el poder de compra. Parte de eso implica buscar qué productos procesados están disponibles en diferentes vecindarios y pensar en las implicaciones dietéticas de eso.
Su equipo recientemente comenzó a buscar sistemas de semillas formales en varias locaciones. Hasta ahora, ¿qué dirección está tomando la investigación?
La prioridad actual de nuestro equipo es avanzar en el aprendizaje sobre el papel del sector privado en la ampliación de variedades mejoradas de maíz. Estamos comprometidos con tres grandes proyectos: MasAgro Maíz en México, Maíz Tolerante al Estrés para África (STMA por sus siglas en inglés) y el Proyecto de Semillas y Fertilizantes de Nepal (NSFP por sus siglas en ingles). Estamos buscando clarificar las capacidades productivas y de comercialización de las empresas privadas productoras de semillas y su capacidad para obtener más semillas para más agricultores a menor costo. Esto implica una mejor comprensión de las opciones para vincular mejor la demanda y la oferta de semillas, y los modelos de negocios que vinculan a las empresas de semillas con los distribuidores agrarios, los productores de semillas y los consumidores de semillas.
También estamos analizando el papel de los distribuidores agrarios, tiendas que venden insumos y servicios agrícolas (incluyendo la semilla) a los agricultores, en la ampliación a escala de las semillas de maíz.
A fin de cuentas, queremos proporcionar recomendaciones basadas en evidencia para futuras intervenciones en sectores de semilla que logren un impacto aún más grande con menos recursos.
Esta investigación aún se encuentra en sus etapas iniciales, pero ¿ya tiene una idea de cuáles son algunos de los factores limitantes clave?
Creo que uno de los principales desafíos que enfrentan las empresas productoras de semillas a pequeña escala es el gasto considerable que vincula el desarrollo simultáneo de sus capacidades productivas y su participación en el mercado. Muchas empresas simplemente no tienen mucho capital. También hay una falta de acceso a soporte comercial especializado.
En México, por ejemplo, muchas personas en la industria son en realidad ex-mejoradores de agencias gubernamentales, por lo que están muy familiarizados con el proceso de producción de semillas, pero poco con las opciones para construir negocios viables y mercados en crecimiento para nuevas variedades de semilla.
Este es un tema crítico si esperamos que las empresas de semillas de propiedad local sean el vehículo principal por el cual las semillas mejoradas se entreguen a los agricultores a escala. Actualmente, estamos en la fase de evaluación, examinando cuáles son los desafíos y las capacidades, y esperamos que esta información se incorpore a nuevos enfoques para diseñar nuestras intervenciones.
¿El estudio se está replicando en otras regiones?
Sí, en África oriental, en el marco del proyecto Maíz Tolerante al Estrés para África (STMA por sus siglas en inglés). Estamos trabajando con empresas productoras de semillas y comerciantes de productos agrícolas en Etiopía, Kenia, Tanzania y Uganda para comprender sus estrategias, capacidades y necesidades en términos de proporcionar semillas mejoradas a más agricultores. Estamos utilizando el mismo diseño de investigación básica en México, y también hay trabajos en curso en el Proyecto de Semillas y Fertilizantes de Nepal. Dado que somos un equipo bastante pequeño dentro del CIMMYT, la investigación interregional comparable es una forma de quitarnos un peso de encima.
¿Por qué esta investigación es oportuna o importante?
La investigación es crítica ya que el impacto del CIMMYT se basa, en parte, en las asociaciones. En el caso de semillas de maíz mejoradas, eso gira alrededor de negocios de semillas viables.
Aunque es crítico, nadie más está realmente involucrado en este tipo de investigación del sector de semillas. Se han realizado varios estudios sobre la producción de semillas, los sistemas de semillas y la adopción de semillas mejoradas por los agricultores de bajos recursos. Algunos se han centrado en el surgimiento del sector privado en los sistemas formales de semillas y las implicaciones para el desarrollo de sistemas de semillas, pero la mayoría han sido bastante amplios, examinando el entorno comercial general en el que operan estas empresas, pero no más allá de eso. Estamos tratando de profundizar la discusión. Si bien no esperamos tener todas las respuestas al final de este estudio, esperamos poder cambiar la conversación sobre las opciones para un mejor apoyo a las compañías de semillas y los distribuidores agrarios.
Jason Donovan se unió al CIMMYT en 2017 y lidera el equipo de investigación del CIMMYT sobre mercados y cadenas de valor, con sede en México. Tiene aproximadamente 15 años de experiencia trabajando y viviendo en América Latina. Antes de unirse al CIMMYT, trabajó en la oficina de Perú del Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF), donde su investigación se centró en el desarrollo empresarial, los medios de vida rurales, la equidad de género y la certificación. Tiene un doctorado en economía del desarrollo de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres (SOAS por sus siglas en inglés).