Abdurahman Beshir
Miembros del Programa de Innovación Agrícola (AIP) exploran opciones para aumentar la producción y el acceso a semilla y variedades de maíz. El grupo de trabajo del programa se reunió en Islamabad, el 3 y 4 de febrero, a fin de analizar problemas y emitir recomendaciones para aumentar la producción y la productividad en los campos de Pakistán.
El maíz ocupa el tercer lugar, después del trigo y el arroz, en la producción de cereales y el primero en productividad. Con una superficie de siembra de 1.14 millones de hectáreas y un rendimiento nacional promedio del orden de 4.0 toneladas por hectárea (t/ha), entre 2010-2011 y 2013 se registraron aumentos de 14.5% en la superficie de siembra, 26% en la producción y 13.6% en la productividad, según datos de la Oficina de Estadística de Pakistán.
La gran demanda de productos de alimentación animal y humana ha sido la fuerza que ha impulsado el crecimiento de la producción nacional de maíz. Las provincias del Punjab y KPK son las principales productoras de maíz. Se utiliza riego en la mayoría de los cultivos y muchos productores practican la rotación de maíz con trigo y arroz.
Sin embargo, a diferencia del trigo, que echó raíces durante la Revolución Verde, para producir maíz es necesario contar con insumos y otros elementos, pero sobre todo semilla mejorada tolerante al calor y la sequía. Pakistán importa más del 80% de la semilla de híbridos y, en consecuencia, el precio aumenta y resulta demasiado elevado para muchos de los agricultores. “Un agricultor tiene que vender, en promedio, 36 kilogramos de grano solo para poder comprar 1 kilogramo de semilla de híbridos, según cálculos actuales del precio de la semilla y el grano”, señala Abdu Rahman Beshir, mejorador de maíz y especialista en sistemas de semilla del CIMMYT-Pakistán
Muchos de los híbridos importados son cruzas simples y esto hace que los precios aumenten. Además, comparado con el de otros materiales, el rendimiento de la semilla de esos híbridos es bajo. El hecho de no contar con una ley de propiedad intelectual que proteja los recursos vegetales cultivado desanima a las compañías semilleras locales a producir semilla.
La falta de germoplasma apropiado para las condiciones medioambientales heterogéneas de Pakistán, así como la falta de maíz de especialidades, de una ley que proteja las variedades vegetales y de un sistema de producción vigoroso y bien monitoreado, fueron algunos de los aspectos técnicos relevantes que surgieron durante la junta. Prácticas agronómicas poco eficientes y la ausencia de servicios de extensión apropiados, lo mismo que de mecanización adaptada a los lugares donde los agricultores siembran maíz, son áreas en las que hay que trabajar.
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Como parte de la iniciativa del AIP, el CIMMYT-México, CIMMYT-Colombia y CIMMYT-Zimbabwe están mandando ensayos internacionales a cooperadores de los sectores público y privado para que los evalúen. Muchos de los ensayos contienen híbridos de cruza triple, los cuales, una vez que sean liberados en Pakistán, contribuirán a la baja de los precios de la semilla. Activar la producción local de este insumo es una de las áreas de máximo interés del componente maíz del AIP. “No descartaríamos la posibilidad de que se produzca otra revolución verde en Pakistán, esta vez con maíz, dado el potencial que el país tiene”, opina Beshir.
En la junta participaron 45 investigadores y profesionales de instituciones científicas públicas y privadas, empresas semilleras locales y multinacionales, instituciones de estudios superiores y departamentos de extensión de todas las provincias de Pakistán, incluidas Azad Cachemira y Gilgit Biltistán. La junta del grupo de trabajo de maíz se llevó a cabo con la colaboración del Consejo de Investigación Agrícola de Pakistán (PARC) y el patrocinio de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), como parte del componente de maíz del AIP. Los principales diarios pakistaníes, como el Daily Times y The Nation, cubrieron el evento.