Carissa Wodehouse
Richard Woodward, profesor invitado del Instituto Sheffield de Investigación de Economía Política (SPERI) publicó recientemente un artículo titulado “The CGIAR: The Most Important International Organisation You’ve Never Heard Of?”, que trata de la historia y los impactos que ha generado el CGIAR, incluido el CIMMYT. El autor dice que el CGIAR “puede justificadamente atribuirse el haber hecho la mayor contribución a la mejora de la nutrición a nivel mundial que se ha dado en los últimos 50 años”.
Cita al CIMMYT, junto con el IRRI, como las dos instituciones clave de la Revolución Verde. Al referirse a los cultivos con que trabajan los centros del CGIAR, Woodward destaca las 22 variedades de maíz nuevas que liberó el CIMMYT en 2013, así como su iniciativa para combatir la variante de la roya del tallo conocida como Ug99.
Respecto al fluctuante presupuesto del CGIAR, Woodward señala el carácter político de la financiación que se destina a catástrofes y programas a gran escala, como el Programa Mundial de Alimentos. Como resultado de esta restricción presupuestaria, el CGIAR se ve forzado a entablar una “colaboración precaria con empresas agroindustriales”, que, señala Woodward, tiene sus riesgos.
Asimismo, Woodward cuestiona por qué el CGIAR recibe poca atención, si erradicar el hambre y la pobreza extrema son dos importantes Objetivos de Desarrollo del Milenio. Al respecto, dice: “El hambre y la pobreza son problemas complejos que no se pueden solucionar mediante políticas sencillas”.
No obstante, hay un acuerdo generalizado de que dar impulso a la productividad agrícola de manera sustentable, protegiendo el medio ambiente —una meta que el CGIAR persigue— es vital si queremos combatir la pobreza.”