EL CAMBIO CLIMÁTICO CONSTITUYE UN GRAN RIESGO PARA LA PRODUCCIÓN DE MAÍZ Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA DE ÁFRICA SUBSAHARIANA
El maíz es el cultivo más generalizado en África subsahariana (SSA) y uno de los pocos que tienen una profunda repercusión en la vida de millones de los habitantes de esa región del mundo.
Para ilustrar esta afirmación, observemos los umbrales críticos fuera de y en torno a la línea intermedia:
- La producción de maíz ocupa más del 50% de la superficie dedicada a la siembra de cereales en más del 50% de los países de SSA; y,
- El maíz aporta cerca del 50% de la ingesta calórica y proteica en África Oriental y África Austral, y un 20% en África Occidental.
Dada la probabilidad de que la población de SSA se duplique para el año 2050, la producción de maíz tiene ante sí un formidable reto derivado de las limitantes biofísicas y socioeconómicas. El cambio climático agravará la crisis de la producción de maíz, debilitando la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza en la región.
Aunque el cambio climático es un fenómeno mundial, su impacto varía según la región y el ciclo. Por tanto, para crear opciones de adaptación apropiadas y contar con respuestas oportunas, primero necesitamos teer una idea más clara de los potenciales impactos del cambio climático en el rendimiento y la producción de maíz a diferentes escalas de espacio y tiempo.
Para ayudar a cerrar esta brecha en SSA, en el artículo “Maize systems under climate change in sub-Saharan Africa: potential impacts on production and food security” (primera edición en línea), que se publicará en International Journal of Climate Change Strategies and Management, se evalúa el impacto del cambio climático en un escenario normal, sin cambios. El estudio indica que es probable que el cambio climático cause grandes estragos a la producción de maíz y la seguridad alimentaria en muchas zonas de SSA, aunque los impactos que se pronostican variarán entre países y entre regiones.
Hechos y cifras del estudio:
- Los países de SSA que colindan con el desierto del Sahara y la región costera de Angola podrían perder mucha de la superficie de siembra de maíz a causa del cambio climático.
- Alrededor del 60% de las zonas productoras de SSA podrían perder entre 5 y 25% de sus rendimientos para 2050. Menos del 35% de esas zonas mantendrían su actual nivel de productividad.
- En 2050, los rendimientos quizá se reduzcan en más de 20% en 10% de la actual superficie de producción, sobre todo en África Occidental y África Austral, y en el Sahel. En cambio, es posible que los rendimientos aumenten más de 20% en aproximadamente 10% de las actuales superficies de producción, sobre todo en África Central y África Oriental.
- Es probable que los rendimientos de maíz se reduzcan mucho más en grandes franjas de SSA. En más de 60 y 30% de las actuales superficies de siembra en SSA se registrarán pérdidas de rendimientos desde 5 hasta 25% y más de 25%, respectivamente. En cambio, solo 20% de la actual superficie de producción mantendrá su actual volumen de rendimiento.
- A nivel agregado, SSA registrarán bajas de rendimiento de hasta 12% en la década de 2050 y de 20% en la de 2080.
- El aumento de temperatura aunado a la disminución de lluvias repercutirá drásticamente en el Sahel y el sur de África. En contraste, cambios mínimos en los patrones pluviales y en el aumento de la temperatura podrían aumentar el rendimiento del maíz en las planicies de África Oriental.
- El cambio climático limitará el aumento de los rendimientos por la adición de fertilizantes. Esto hará que la intensificación basada en insumos sea menos fiable; sin embargo, es la principal solución para aumentar la producción de maíz en SSA.
- El bienestar económico y la seguridad alimentaria indican que el número de personas en riesgo de padecer hambre en SSA aumentará hasta 15% en 2050, en comparación con el escenario económico sin cambio climático.
Estos resultados indican claramente la necesidad de hacer una mayor inversión en la investigación de maíz, sobre todo para generar variedades que toleren la sequía y el calor, y así minimizar o compensar los inevitables impactos del cambio climático en la producción de dicho cereal en África subsahariana y reducir la inseguridad alimentaria en todo el continente.