El 07 de abril de 2013, el Dr. Gregorio Martínez Valdés—respetuosa y cariñosamente conocido como “Goyo”— falleció a consecuencia del cáncer. Tenía 77 años. Goyo es considerado como una de las personalidades más influyentes en el área de las relaciones entre el CIMMYT y México. Se había jubilado en 2001 después de 39 años de trabajar en el CIMMYT, especialmente en las relaciones interinstitucionales.
Su formación profesional y sus primeras experiencias laborales coincidieron con el comienzo y el auge de la Revolución Verde, la extensa adopción de las variedades mejoradas y las técnicas agronómicas basadas en la ciencia que tuvieron su origen en la Oficina de Estudios Especiales, programa conjunto de la Fundación Rockefeller y el gobierno de México en las décadas de 1940 y 1950, en el cual Goyo trabajó.
En el transcurso de su vida tuvo la oportunidad de interactuar tanto personal como profesionalmente con figuras prominentes de la investigación y desarrollo agrícolas de México, como por ejemplo, los socioeconomistas Leobardo Jiménez Sánchez y Heliodoro Díaz Cisneros, el ya fallecido etnobotánico Efraím Hernández- Xolocotzi, el edafólogo Antonio Turrent Fernández y con Jesús Moncada de la Fuente, actual director general del Colegio de Postgraduados.
Comenzó a trabajar en el CIMMYT en el área de comunicaciones en 1966, año en que la institución fue establecida como centro internacional. Entre sus aportaciones de aquellos años se cuenta su apoyo al Plan Puebla, proyecto ampliamente reconocido y liderado por el Colegio de Postgraduados, orientado a promover la adopción de la agricultura moderna por los pequeños productores de la meseta central de México. En vista del talento y las conexiones de Goyo, y dada la creciente importancia y complejidad de las relaciones del CIMMYT con las instituciones mexicanas en aquel momento, en 1975 el Dr. Borlaug recomendó que se designara Goyo como funcionario encargado de Relaciones Institucionales, puesto que ocupó hasta su retiro en 2001. Al desempeñar ese puesto, Goyo ayudó a establecer relaciones eficaces y efectivas con las secretarías del gobierno como parte del esfuerzo por definir correctamente el estatus legal y fiscal del CIMMYT como organismo internacional en México ––procedimiento que se prolongó casi 10 años.
Además de sus aportaciones profesionales al CIMMYT, su permanente buen humor, amable sonrisa y cordial saludo, así como su humanidad al actuar y aconsejar, Goyo caracterizó y ayudó a formar la cultura institucional del centro. Según dijo en una entrevista reciente, “uno de los mayores logros del CIMMYT ha sido establecer su identidad como centro internacional, al mismo tiempo que ha mantenido sus raíces mexicanas”.
Oramos por el eterno descanso de su alma y hacemos llegar nuestras sinceras condolencias a Cristina, la viuda de Goyo, a sus hijos Francisco y Juan Pablo, y a sus hijas Verónica y Valeria. Aquí en el CIMMYT seguiremos promoviendo los valores humanos que nos inculcó este extraordinario ser humano.