Jennifer Johnson
El próximo 15 de octubre se celebrará por sexta ocasión el Día Internacional de las Mujeres Rurales, una fecha instituida por las Naciones Unidas para reconocer “la función y contribución critica de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”. El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales se celebró el 15 de octubre de 2008; fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 2007. El CIMMYT conoce la importancia de entender y reconocer el importante papel de la mujer en la agricultura y tiene el compromiso de incluir y fomentar la participación de la mujer, sobre todo de las mujeres rurales, en sus actividades y programas de investigación.
“Las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en las economías rurales de los países desarrollados y en desarrollo. Sin embargo, siguen viviendo en el rezago y padeciendo discriminación lo cual les impide realizar su potencial”, declaró el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, en su mensaje del Día Internacional de las Mujeres Rurales 2013. “Son demasiadas mujeres rurales cuya realidad cotidiana es aquella en la que no poseen tierra, se les niegan servicios financieros que podrían ayudarlas salir de la pobreza y viven sin la garantía de una nutrición básica, servicios de salud y de otra índole, como agua potable y servicios sanitarios. Potenciar a las mujeres rurales es crucial para acabar con el hambre y la pobreza”.
Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas, aproximadamente 43 por ciento de las personas que trabajan en la agricultura son mujeres y, sin embargo, tienen poco acceso a recursos productivos y oportunidades de trabajo. Esto limita su capacidad de mejorar sus condiciones de vida y hacer mejores contribuciones al crecimiento económico, la seguridad alimentaria y el desarrollo sustentable en sus comunidades y países. La investigación muestra que, si las mujeres agricultoras tuvieran los mismos derechos y las mismas oportunidades que los hombres, la producción de sus parcelas aumentaría en alrededor de 20 a 30 por ciento y sería posible alimentar a 150 millones de personas más en el mundo. La falta de acceso a importantes insumos que las ayuden a elevar el rendimiento de sus cultivos (semilla mejorada, fertilizantes y equipo) a menudo limita los rendimientos agrícolas que las mujeres rurales podrían generar. “Las mujeres son parte esencial de la agricultura y sin embargo tienen que hacer frente a enormes obstáculos”, dijo Vongai Kandiwa, especialista en género y desarrollo del CIMMYT, en un seminario realizado en Nairobi, Kenia. “Si cerramos la brecha del acceso a la tecnología entre hombres y mujeres, podremos aumentar la productividad en 30 por ciento. Este avance nos ayudará a reducir la mortalidad y mejorar la nutrición infantil, ya que ‘las mujeres son la clave de la seguridad alimentaria familiar’”.
“El CIMMYT trabaja para cerrar la brecha de género y aumentar la producción agrícola, mejorar la seguridad alimentaria y promover el crecimiento económico y el bienestar social”, expresó el Dr. Thomas Lumpkin, director general del CIMMYT, en su mensaje con motivo del Día Internacional de la Mujer 2014. “En nuestros proyectos en África, Asia y América Latina, el CIMMYT busca la participación de la mujer en el mejoramiento y el desarrollo del sector de la semilla, las cadenas de valor y la mecanización de la agricultura. También desempeña actividades destinadas a integrar las cuestiones de género en el ciclo de diseño e implementación de sus proyectos. Los Programas MAÍZ y TRIGO del CGIAR (CRP, por sus siglas en inglés) tienen una estrategia de integración aprobada, y en 2014 y 2015 todos los CRP llevarán a cabo un estudio coordinado de género”.
Asimismo, el CIMMYT promueve iniciativas para que las mujeres rurales tengan un mejor acceso a los insumos y herramientas que necesitan para aumentar la productividad de su tierra, el rendimiento de sus cultivos y el bienestar económico de sus familias. Los proyectos que ha implementado el CIMMYT en el mundo en desarrollo promueven activamente la participación y la igualdad de las mujeres; ejemplo de estos proyectos son la Iniciativa para la Producción de Cereales en el Sur de Asia (CSISA), que ha contratado mujeres específicamente con el propósito de llegar a más agricultoras y promueve el acceso a tecnologías que ahorran mano de obra (sembradoras manuales, escarificadores). Los proyectos Sistemas de Maíz- Leguminosas en la Provincia Oriental de Zambia (SIMLEZA) y Maíz Tolerante a la Sequía para África (DTMA) en África buscan asegurar la participación de las mujeres en la toma de decisiones, dándoles la oportunidad de exponer sus ideas en grupos formados únicamente por mujeres, una técnica que les da mayor libertad y flexibilidad comparado con grupos mixtos. El componente de Desarrollo Sustentable con el Productor del programa Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro) en México ha empleado a científicas y agentes de extensión a fin de promover la participación de las mujeres en sus proyectos. Garantizar la inclusión y la participación de las mujeres rurales en la investigación y los programas agrícolas es crucial en la batalla para mejorar su seguridad alimentaria y sus condiciones de vida.