EL BATÁN, México (CIMMYT)—Las proyecciones más recientes de la seguridad alimentaria indican que la producción de cultivos básicos tendrá que duplicarse para 2050 a fin de satisfacer la demanda mundial, que continuará aumentando debido al crecimiento demográfico y las demanda de alimentos por cambios en la dieta.
En el sur de Asia, donde las presiones poblacionales constituyen un grave problema para la seguridad alimentaria, no han cambiado grandemente los rendimientos de los principales cereales desde la Revolución Verde de las décadas de los setenta y los ochenta. Esto ha motivado a los gobiernos regionales y a los practicantes del desarrollo a enfocarse más bien en el cultivo doble —la práctica de sembrar al menos dos cultivos al año en la misma parcela— para aumentar la productividad anual.
Este enfoque concuerda con las técnicas de intensificación sustentable, que aumentan la producción en lugar de invadir los ecosistemas naturales y dañar el medio ambiente expandiendo las tierras de cultivo a las áreas naturales.
Científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) investigan la mejor manera de aumentar la práctica del doble cultivo en Bangladesh, que, al ser el país más densamente poblado del sur de Asia, tiene problemas únicos relacionados con la seguridad alimentaria.
En el noroeste del país, los agricultores ya rotan al menos dos cultivos en una misma parcela cada año y aplican riego con agua subterránea para atenuar los efectos de la sequía durante el invierno seco.
“Muchos proyectos de desarrollo favorecen el uso de agua subterránea para regar, aunque en Bangladesh la extracción del agua subterránea puede generar altos costos de energía eléctrica y en algunas zonas existen riesgos a la salud debido a la contaminación natural del agua con arsénico”, señala Timothy Krupnik, agrónomo especialista en sistemas de producción del CIMMYT.
“En apoyo a los programas gubernamentales que recomiendan el uso de agua superficial como una opción de riego, investigamos cuáles tierras en Bangladesh pueden ser sembradas con trigo, maíz o arroz utilizando el doble cultivo”, informa Krupnik, y agrega que dicho estudio dio como resultado una nueva herramienta geoespacial en línea que pueden utilizar quienes planifican los recursos hídricos y los formuladores de políticas para determinar dónde se puede utilizar agua superficial en apoyo a la intensificación sustentable. La herramienta ayuda a identificar fuentes de agua superficial para riego y la superficie de tierra más apropiada para el cultivo doble y la intensificación sustentable.
“El uso de datos satelitales para identificar dónde se deben usar tecnologías de riego en Bangladesh nos permitió localizar áreas de bajos insumos y poca producción en una región con abundante agua superficial”, relata Urs Schulthess, especialista en teledetección del CIMMYT que participó en el desarrollo de la herramienta geoespacial. “Este es un ejemplo de intensificación sustentable que no agota los recursos hídricos”.
En lugar de extraer agua de acuíferos subterráneos, el riego con agua superficial consiste en trasladar el agua utilizando bombas de riego de baja elevación y redes de canales de distribución controlados por vendedores de agua que encauzan el agua a los campos de los agricultores. Aunque es probable que Bangladesh siga dependiendo en gran parte del agua subterránea para riego, el uso del agua de la superficie representa una opción que reduce el consumo de energía eléctrica y las emisiones de carbón en ciertas áreas del país, opina Krupnik.
La investigación que realizaron los científicos del proyecto Sistemas de Producción de Cereales en el Sur de Asia (CSISA), coordinado por el CIMMYT, aporta las primeras pruebas que apoyan una política del gobierno de Bangladesh orientada a estimular una inversión de US $500 millones por parte de donadores para ayudar a los agricultores a cambiar sus sistemas de temporal o de arroz y descanso a uno de riego con agua superficial y doble cultivo. Estos fondos responden en parte a un llamado general para que se inviertan más de US $7000 millones en apoyo al desarrollo agrícola en el sur de Bangladesh.
Después de cartografiar ríos y canales de agua dulce en el sur de Bangladesh con la nueva herramienta, los científicos estiman de manera conservadora que se puede intensificar la producción en al menos 20,800 hectáreas de barbecho y 103,000 hectáreas de tierra de temporal utilizando riego con agua superficial para aumentar considerablemente la producción de cereales mediante el cultivo doble. Estas cifras incluyen también tierras localizadas en reservas de no cultivo con el fin de reducir los riesgos de contaminar ríos y canales con nitrato o fósforo.
Ha sido difícil implementar las técnicas de riego con agua subterránea en el sur del país debido a los altos costos de energía eléctrica para bombear el agua del subsuelo, así como otros problemas relacionados con aguas freáticas salinas poco profundas. Actualmente, cerca de 1.7 millones de familias campesinas en Bangladesh simplemente dejan la tierra en descanso, sin producir, después de la temporada de monzones, según datos del Banco Mundial.
Al combinar el uso de agua subterránea para riego con aguas superficiales de bajo costo, los agricultores se beneficiarían con una mayor intensificación de cultivos.
Para evaluar la productividad de la tierra que se podría generar al dejar de practicar el descanso o los cultivos de temporal para cultivar maíz, trigo y arroz regados con aguas superficiales, los científicos del CIMMYT midieron los rendimientos obtenidos por los agricultores en sus propias fincas y en parcelas de demostración implementadas por CSISA y atendidas por agricultores.
Maíz, trigo y arroz son tres de los cereales que se siembran en Bangladesh que son más importantes para la seguridad alimentaria y para obtener ingresos.
Basándose en sus análisis, los científicos del CIMMYT estiman que, si se destina de 25 a 75% de la tierra en descanso o de baja intensidad al cultivo de maíz con riego, la producción aumentaría de 10 a 14% o de 29 a 42%, respectivamente. La conversión a trigo podría aumentar la producción de 9 a 10% y de 25 a 31%. Por otro lado, se proyecta que la producción de arroz aumentaría solo 3% bajo esas condiciones.
En general, si la producción de maíz y de trigo aumenta gracias al cultivo doble, esto podría generar ganancias de US $36 a $108 anuales para los agricultores, concluye Krupnik.