El cambio agrícola forma parte de los cambios históricos y no se pueden separar de los procesos de cambio social. Por tanto, tenemos que comprometernos a incluir a las mujeres y a otros dentro del sector agrícola que han sido ignorados casi siempre en el pasado. No podemos vivir sin los productos agrícolas, pues todos moriríamos sin alimentos. Los cambios en el sector agrícola nos afectarán a todos de varias formas y a diferentes niveles. En mi opinión, en el contexto de la investigación agrícola innovadora, esto implica que necesitamos abordar e integrar de manera cuidadosa los procesos de cambio social en la innovación agrícola, desde el primer paso hasta el final.
Participar en los procesos de cambio significa participar en el desarrollo. Desde mi perspectiva del desarrollo, nos tenemos que comprometer a trabajar juntos para lograr un desarrollo inclusivo, lo cual significa optimizar las oportunidades para todos y, al mismo tiempo, valorar la diversidad y reconocer que todos formamos parte de estos procesos de cambio, aunque no desde las mismas posiciones sociales. Por tanto, pienso que el desarrollo definitivamente incluye tratar de aumentar las oportunidades para grupos de personas que históricamente han sido invisibles y que no han sido ni escuchados ni representados adecuadamente.
En la mayoría de las sociedades, las oportunidades de las mujeres son más limitadas que las de los hombres, aun en aquellos lugares donde existen leyes equitativas. Las actitudes profundamente arraigadas y las costumbres enraizadas que adquirimos de niños nos hacen sentir muy cómodos cuando podemos actuar sin tener que cuestionarlas. Esto es muy frecuente, sobre todo cuando nos enfrentamos a circunstancias que nos alteran la vida, como la pobreza, la guerra, la migración y el cambio climático. Estamos mal preparados para probar nuevas opciones, a veces nos fatigamos y hasta perdemos nuestra motivación. Hay que hacer un esfuerzo consciente y concertado para cuestionar y modificar esas respuestas inmediatas.
Sin embargo, todos podemos aprender mucho más de lo que aprendemos ahora de “otros” que no conocemos. Ser excepcional frente a “otros” debido a nuestra exclusividad o a nuestros privilegios no favorece los procesos de cambio, pero si compartimos y facilitamos, entonces sí los fomentamos. Si todos estamos dispuestos ver, escuchar y juntos investigar cómo y por qué se dan las diferencias basadas en el género y otras dimensiones sociales, esto nos permitiría compartir nuestros conocimientos y avanzar en formas que benefician a la mayoría. Por ejemplo, los que se desvían de las normas nos pueden ayudar a señalar exactamente donde fallan las sociedades y nos pueden llevar a hacer mejores diagnósticos. Los “otros” que no tienen interés personal en el statu quo pueden convertirse en importantes agentes de cambio en procesos en los que es necesario construir muchos puentes para negociar el cambio.
En muchas sociedades, las mujeres casi siempre son consideradas como “otras” frente a los hombres. Si apoyamos a las mujeres cuando exteriorizan sus opiniones, esto nos dará una nueva perspectiva de los procesos de cambio, desde varios ángulos y niveles. Sin embargo, también existen diferencias dentro del gran grupo de mujeres. Algunas pueden estar en mejor posición para actuar como agentes de cambio dentro de dinámicas sociales que están en crisis. En muchas sociedades, las mujeres jóvenes son expuestas a “otros” (por ejemplo, mediante la educación) y llegan a convertirse en agentes de cambio si sus mayores en la comunidad y las jóvenes mismas tratan de subsanar esas diferencias de manera respetuosa. Los hombres pueden convertirse en sus aliados y ayudar a subsanar las diferencias con sus congéneres. Integrar esa dinámica de cambio en los aspectos de género y social en la investigación agrícola internacional para el desarrollo (IAR4D, siglas en inglés) será todo un reto en los años por venir, pero beneficiará no solo a las mujeres, sino a los hombres también. ¡Y a mí me da mucho gusto contribuir a lograrlo!