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Atraer a la juventud, más que palabras

En algunos casos, los jóvenes están recurriendo a otras ocupaciones diferentes de la agricultura debido a la falta de tierra y de opciones de trabajo.

Researchers are seeking to re-engage rural youth who are increasingly abandoning agriculture to work in cities, raising the question who will grow our food in the future? Photo: P.Lowe/CIMMYT
Los investigadores buscan atraer de nuevo a los jóvenes de zonas rurales, que ahora con mayor frecuencia abandonan la agricultura para ir a trabajar a las ciudades, lo cual hace que nos preguntemos ¿quién producirá nuestros alimentos en el futuro? Foto: P. Lowe/CIMMYT

EL BATÁN, México (CIMMYT) – Más del 60% de la población de los países en desarrollo tiene menos de 25 años y, según proyecciones, este segmento de la población seguirá creciendo. Tan solo en África subsahariana, se prevé que para 2050 el número de jóvenes se habrá triplicado.

Pese al gran número de jóvenes, la edad promedio de los agricultores del mundo es de 60 años, debido a que la gente joven se ve obligada a dejar sus comunidades rurales a causa de factores como la falta de acceso a tierra y a crédito. Esto está causando una peligrosa tendencia que podría ocasionar que el número de agricultores disminuya en las próximas décadas, justamente cuando se proyecta que la demanda mundial de alimentos aumentará 70% para 2050.

Sin embargo, cuando se les da la oportunidad y el acceso a recursos, los jóvenes, tanto hombres como mujeres, suelen preferir quedarse en sus comunidades rurales y se ha comprobado que están más dispuestos que los agricultores de más edad a adoptar las nuevas tecnologías que se necesitan para aumentar sosteniblemente la productividad agrícola.

En un esfuerzo por buscar una solución a esta diferencia de edades y alentar a la gente joven a dedicarse a la agricultura, expertos en los jóvenes en la agricultura están creando un nuevo marco con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) destinado a ayudar a aumentar el interés en la investigación de los sistemas de producción de maíz y de trigo.

Expertos en los jóvenes en la agricultura del Instituto de Estudios sobre el Desarrollo (IDS), el Instituto Real Tropical (KIT) y los Jóvenes Profesionales del Desarrollo Agrícola (YPARD) visitaron la sede del CIMMYT cerca de la Ciudad de México con el fin de dialogar sobre las perspectivas e implicaciones de este problema para los sistemas de producción de maíz y de trigo –basándose en esfuerzos orientados a generar un documento marco colaborativo preliminar por parte de IDS con los Programas MAÍZ y TRIGO del CGIAR que ayude a pensar de qué manera ambos programas quieren colaborar con los jóvenes como parte de sus agendas de investigación.

Jim Sumberg, agriculturalist and research fellow at the Institute of Development Studies, discusses how we can support youth and build up rural society at large. Photo: G. Renard/CIMMYT
Jim Sumberg, experto en agricultura e investigación del Instituto de Estudios sobre el Desarrollo, habla de cómo podemos ayudar a los jóvenes y a la sociedad rural en general. Foto: G. Renard/CIMMYT

En algunos casos, los jóvenes están recurriendo a otras ocupaciones diferentes de la agricultura debido a la falta de tierra y de opciones de trabajo en zonas rurales, según Jim Sumberg, investigador del IDS y experto en agricultura con más de 25 años de experiencia en sistemas de producción a pequeña escala y políticas de investigación agrícola.

La respuesta de la investigación agrícola no debe ser simplemente ver a los jóvenes como un grupo específico más, opina Sumberg.

“Queremos crear una historia más variada, sobre todo en lo que respecta a los intereses de MAÍZ y TRIGO, y cómo estos se alinean con los intereses y capacidades de los diferentes grupos de gente joven, hombres y mujeres, ricos y pobres, con y sin educación”, prosigue Sumberg.

Sin embargo, Sumberg advierte que el tema de los jóvenes no debe convertirse simplemente en una casilla más que los donantes tienen que marcar.

“Existe un riesgo real si identificamos a los jóvenes como un grupo individual, como se ha hecho antes con las mujeres”, añade Sumberg. “Cada vez que encasillamos a la gente, estamos segmentando a la sociedad rural, como si los jóvenes no tuvieran que ver con los adultos, la gente mayor o los niños, cuando, en realidad, todos participamos en relaciones y redes sociales y estamos conectados unos con otros”.

Lo que la gente joven hace desde el punto de vista económico, lo que pueden hacer tanto en la agricultura como en otras actividades, tiene mucho que ver con la naturaleza de esas relaciones.

Tenemos que considerar preguntas como “¿Los hijos o las hijas reciben tierra de su papá o de un tío? ¿Una esposa le presta dinero a su esposo para iniciar un negocio? Si pensamos solo en términos de grupos aislados, no podemos apreciar todo el panorama”, afirma.

Sumberg cree que estamos muy a tiempo en cuanto a lograr la participación de la juventud en la investigación agrícola y que podemos evitar el error de encasillarlos en un grupo distinto y segregado. El verdadero problema es recuperar una imagen más holística de la sociedad rural, que incluye entender las relaciones dinámicas que existen entre los individuos y los grupos en cada contexto en el que trabajamos.

“Este es un gran reto, pero los beneficios serán enormes si podemos lograr este objetivo”, concluye Sumberg.

El acuerdo de colaboración preliminar sobre los jóvenes en la agricultura con MAÍZ y TRIGO se publicará en 2017.

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