Durante décadas, se ha quemado rastrojo de arroz en la India para limpiar los campos y prepararlos para la siembra de trigo. La forma más fácil de deshacerse de los residuos del cultivo de arroz es la quema masiva, pero esto representa una amenaza seria para todo el biosistema, desde la nutrición del suelo hasta la salud humana. El deterioro de la salud del suelo trae como resultado cultivos con un menor rendimiento, una mayor dependencia a los fertilizantes y un aumento de volumen en los requerimientos de agua para riego, generando así un impacto negativo en los ingresos de los agricultores.
“Anteriormente, cuando la cosecha de arroz era manual, los residuos de cultivos se extraían de los campos y los agricultores se beneficiaban de su venta”, explica M.L. Jat, científico principal y agrónomo de sistemas del CIMMYT. “Tiempo después, cuando la agricultura incluyó más operaciones mecánicas para cosechar con el aumento de la producción por una suma de millones de toneladas, los residuos de cultivos se convirtieron en una amenaza en términos de desecho ya que involucraría mucho dinero, mano de obra y logística”.