¿Usted almacenaría grano en un contenedor metálico? Esta fue la pregunta que se planteó en una divertida obra puesta en escena durante un taller de trabajo para diversos colaboradores celebrado en Homa Bay, Kenia, a mediados de abril. La representación, cuyo argumento giró en torno al silo metálico, fue parte de un ejercicio de concientización que coordinó la Diócesis Católica de Homa Bay. La diócesis colabora con el CIMMYT en el proyecto “Almacenamiento efectivo de grano”, mediante el cual el CIMMYT ha facilitado la capacitación de artesanos en la fabricación de silos. El proyecto ha seguido en marcha y por medio de sus actividades se ha ido difundiendo información acerca de los silos metálicos.
Asistieron al taller 45 personas, entre ellas, funcionarios del Ministerio de Agricultura, representantes de ONG, organismos comunitarios, artesanos, así como Tadele Tefera, coordinador del proyecto “Almacenamiento efectivo de grano”, y Judie-Lynn Rabar, redactora/editora del CIMMYT-Kenia. También estuvo presente el representante de un banco local, que habló sobre las posibilidades de obtener microfinanciamientos para la producción agrícola, incluida la fabricación de silos metálicos.
Poco a poco, el silo metálico está ganando adeptos en la zona de Homa Bay, como una opción viable de almacenamiento postcosecha. Esto se puso de manifiesto mediante las respuestas y comentarios tanto de usuarios como de artesanos. Un ejemplo es el caso de la Hermana Bárbara Okomo, directora de la escuela secundaria femenil Santa Teresa. Habiendo usado silos metálicos por más de cinco años, Okomo es una entusiasta partidaria y defensora del silo como medio de almacenamiento para grano. “Con otros métodos perdíamos hasta 90% del grano que almacenábamos; ahora no perdemos nada”, recalcó. La Hermana Okomo tiene 10 silos en su escuela, en los cuales guarda el grano que utiliza durante el año para alimentar a las estudiantes. En su opinión, los artesanos locales se beneficiarán con la capacitación para fabricar silos.
Nicholas Omondi es uno de los artesanos que estuvieron en los cursos facilitados por el CIMMYT. Pese a que nunca había escuchado sobre silos metálicos —nunca antes de que el CIMMYT entrara en escena—, está contento de que la diócesis lo haya elegido para capacitarse. Además de su trabajo como herrero, cultiva maíz en una parcela de 0.4 hectáreas, principalmente para alimentar a su familia. “Había estado enseñando a otros el oficio de la herrería, pero no ganaba gran cosa. Ahora que sé cómo fabricar silos, mis ingresos casi se han triplicado”, señaló, y añadió que recomienda a los pequeños agricultores —como él mismo lo hace— que utilicen los silos; les garantiza que no se arrepentirán.