El Programa Global de Agricultura de Conservación trabaja con sus asociados en todo el mundo con la meta de propagar el uso de sistemas de producción sustentables entre los pequeños agricultores, aplicando los principios de la agricultura de conservación (AC). Uno de nuestros principales colaboradores en África es la Red Africana de Labranza de Conservación (ACT). En entrevista con el señor Saidi Mkomwa, Secretario Ejecutivo de dicha organización, le preguntamos acerca de la situación actual y el futuro de la AC en África.
La ACT fue establecida en 1998. ¿Ha habido grandes cambios en la adopción de la AC desde entonces?
Mkomwa: La tasa de adopción no es muy alta, pero pensamos que es buena. Brasil tardó 17 años en llegar a su primer millón de hectáreas con las prácticas de la AC; en África llevamos menos tiempo y ya estamos cerca del millón de hectáreas. La tecnología está siendo adoptada aunque a una tasa menor de lo que quisiéramos, pero seguimos avanzando. La adopción de los principios de la AC ha sido parcial en todo el continente. Por ejemplo, en una de nuestras visitas de intercambio a Zambia, conocimos a una mujer —a quien apodamos “Mujer descalza”— que no usaba zapatos pero era rica y se sentía muy orgullosa de ser agricultora. La mujer no practicaba los tres principios [de la AC], solo labranza reducida combinada con algo de mecanización; sin embargo, esto ya es un comienzo.
¿Por qué piensa que la AC es pieza clave para mejorar la seguridad alimentaria en África?
Mkomwa: La Revolución Verde, que ha sido de tanta ayuda en Asia, pasó de largo y África no recibió sus beneficios. Pensamos que esto se debe principalmente a la falta de infraestructura adecuada en el continente: proveer de fertilizantes a la gente es un problema por lo difícil que es transportarlos; los agricultores no tienen dinero y no hay bancos que hagan préstamos. Sin embargo, aun cuando los agricultores utilicen de manera eficiente fertilizantes y semilla mejorada, su trabajo se ve obstaculizado por otros factores, como la degradación del suelo, la cantidad inadecuada de humedad y el inadecuado acceso a agua. Para que África pueda aprovechar los beneficios, habrá que mejorar el suelo. Creemos que la Revolución Verde en África tiene que empezar con los pequeños agricultores de las zonas de temporal y la AC es una posible opción, más accesible que, por ejemplo, construir sistemas de riego. Hemos estado haciendo mucha promoción de la AC y esto se nota en los rendimientos. Mucha gente quiere saber cuánto aumentan los rendimientos. Yo les digo que deberíamos poner atención en la productividad anual de la tierra, la productividad anual del laboreo. Supongamos que nuestros rendimientos son de 2.5 o 3 t/ha, pero si podemos sembrar dos cultivos que rindan de 3 a 3.5 t/ha el resultado final es de 6 t/ha. Y no solo eso: con la AC aumenta también la retención de humedad en el suelo, lo cual a la vez aumenta la productividad anual de la tierra y —si se utiliza el rastrojo— disminuye la dependencia de insumos externos (como fertilizantes) que los agricultores no pueden conseguir.
¿Cuáles son los retos más grandes que enfrentan en su trabajo?
Mkomwa: Uno de ellos es que la gente no sabe que existe la AC. Organizamos numerosas actividades para dar a conocer la tecnología, desde conferencias hasta visitas de intercambio. Lo que hace esto más difícil, sin embargo, es que muchos de nuestros colegas siguen enseñando a sus alumnos a trabajar sistemas convencionales. Nosotros le decimos a los agricultores que no labren la tierra; los profesores instruyen a las futuras generaciones de agentes de extensión para que hagan lo contrario. Establecimos una comunidad de práctica para investigadores y académicos, a través de la cual tratamos de sensibilizar a los profesores mismos para que hagan algunos cambios en sus planes de estudio. Cambiar la mentalidad de las personas es otro de nuestros retos, pues han estado practicando la agricultura de una cierta manera toda su vida y de pronto llegamos nosotros y les decimos que tienen que hacerlo de otra forma. Los retos son diferentes, dependiendo del sistema de producción y de los recursos de los agricultores. No podemos utilizar métodos prescriptivos, tenemos que trabajar con los agricultores para encontrar soluciones apropiadas para ellos. En los sistemas de pastoreo, por ejemplo, se tiene que integrar el ganado; no obstante, hemos visto promotores de AC que consideran el ganado como una amenaza. En realidad, la integración del ganado es benéfica para los sistemas agrícolas, porque aumenta el valor de nuestros cereales: en lugar de llevar grano al mercado, las personas pueden llevar leche o huevos. En África occidental no se puede, literalmente, hablar de utilizar los rastrojos como mantillo —la gente piensa que uno está loco. Tiene un valor especial para ellos, pues utilizan una parte para alimentar a sus animales. Una vez más, hay que considerar otras opciones como arbustos y árboles, por ejemplo.
¿Tiene la AC algún aspecto negativo?
Mkomwa: Hasta ahora no hemos encontrado ninguno. La AC propicia una situación de ganar-ganar, ya que los agricultores producen más cultivos alimentarios, revierte la degradación del medioambiente y contrarresta los efectos negativos del cambio climático, en beneficio de las futuras generaciones.
¿El argumento del cambio climático ayuda a convencer a los agricultores africanos para que adopten la AC?
Mkomwa: Es uno de sus más grandes promotores. Los agricultores que ya utilizan esta tecnología muestran a sus vecinos que sí se puede cosechar algo; con la agricultura tradicional a veces pierden todo. Ante esto, no necesitamos decir nada más. Hay una mayor estabilidad en los campos donde se utiliza la AC. El mensaje es claro y directo.
Si yo fuera un pequeño agricultor africano, ¿cómo me convencería de adoptar la AC?
Mkomwa: Usted ha practicado la agricultura por 40 años, ¿me puede decir qué beneficios le ha reportado el sistema que utiliza? Aquí es importante reflexionar en cómo la agricultura convencional ha proporcionado sustento a la familia de los agricultores: esto no ha ocurrido y tienen que buscar opciones. Nosotros les ofrecemos una. Pero si usted fuera un agricultor africano, lo llevaríamos con el vecino más cercano a quien le esté yendo bien, para que hablara con él. Si nosotros le hablamos a usted como científicos o promotores de desarrollo, quizá piense que estamos exagerando los beneficios. Ese es el reto que tenemos ahora: tener suficientes agricultores modelo.
¿Cómo les ayuda el CIMMYT en su trabajo?
Mkomwa: El CIMMYT es un colaborador importante en materia de capacitación e investigación. Como no tenemos nuestro propio sistema de investigación, el Programa Global de Agricultura de Conservación es de enorme ayuda en nuestra labor. El CIMMYT también coordina el proyecto Mecanización y Agricultura de Conservación para la Intensificación Sustentable (FACASI); nosotros participamos en este proyecto, y como sabemos que la mecanización es uno de los obstáculos para la adopción de la AC en África, esta asociación es muy valiosa. Además, estamos organizando conjuntamente —con el CIMMYT, la FAO y NEPAD— el próximo Congreso de Agricultura de Conservación en África (del 18 al 21 de marzo de 2014, en Lusaka, Zambia). Habrá agricultores invitados en el congreso y eso nos dará la oportunidad de escucharlos y conocer sus problemas y sus progresos. Necesitamos seguir avanzando porque creemos que si aumenta la adopción de la AC se producirá un enorme impacto en la seguridad alimentaria, local y en todo el continente.