Mike Listman
El pasado 6 de diciembre, cerca de 100 empleados, familiares de éstos y personal que participaba en la Semana de la Ciencia se reunieron en El Batán para decir adiós a nueve colegas del Programa Global de Trigo que se jubilaron durante 2013.
“Si sumamos todo el tiempo que juntas todas estas personas han trabajado en el CIMMYT, tenemos que son más de 360 años”, dijo Hans Braun, director del Programa
Global de Trigo, en su intervención durante la cena que se organizó para los festejados: científicos, técnicos de campo, asistentes y un auxiliar de oficina. “Varios de ellos empezaron a trabajar aquí en 1969. Para algunos esto significa que han ayudado a sembrar 80 ciclos de trigo, algo que no muchos fuera del CIMMYT podrían decir. En nombre del CIMMYT y de los productores de trigo del mundo, quiero darles las gracias, de todo corazón, por sus múltiples aportaciones”. Los festejados recibieron la estatuilla de un Indio Yaqui, símbolo del Programa Global de Trigo, en reconocimiento a todo el trabajo que hicieron “y que los distinguirá por siempre como uno de los pilares de la comunidad triguera”, remarcó Braun. Peña Bautista, científico especialista en calidad de trigo que desempeñó un papel decisivo en el fortalecimiento de las relaciones del CIMMYT con México, dijo que el Programa Global de Trigo había sido como su familia. “Amo mi trabajo y, si volviera a nacer, me dedicaría a lo mismo, con la misma pasión”, añadió.
Ortiz-Ferrara, que trabajó 35 años como investigador de trigo antes de irse a Nepal como coordinador del proyecto de producción de maíz en laderas, mencionó que había trabajado con seis directores generales y cinco directores de trigo; asimismo, reconoció y agradeció todo el trabajo que hace tras bambalinas el personal de apoyo. “Es impresionante ver cómo hemos trabajado juntos y cuántos reconocimientos nos han otorgado los programas nacionales”, señaló.
Sanjaya Rajaram, invitado especial, exdirector del Programa Global de Trigo y científico distinguido del CIMMYT, felicitó al grupo y destacó la importancia de que el programa continúe su labor. “Solo recuerden que sus esfuerzos, de una u otra manera, se traducen en erradicar la pobreza en muchas partes del mundo”, recalcó. Muchos de los festejados rememoraron tiempos pasados en el CIMMYT. Gil Montoya, técnico de campo, contó que estaba trabajando con el Dr. Norman E. Borlaug en la estación experimental de Toluca, cuando éste recibió la noticia de que se le había otorgado el Premio Nobel de la Paz, en 1970. “Su reacción sorprendió a muchos de los que estábamos en ese momento con él, porque se quedó muy tranquilo y dijo que a lo mejor ni era cierto”, recuerda Montoya. “Cuando, un rato después, comenzaron a llegar periodistas, Borlaug se quejó de que lo estaban distrayendo de su trabajo.”
Por su parte Mir Rodríguez (Lolita), asistente del programa, dijo estar muy agradecida porque aprendió mucho y creció profesionalmente a lo largo de los 42 años de servicio: “Gracias por todo lo que me han enseñado. Los llevo a todos en mi corazón”.