En el marco del Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía (17 de junio) es importante enfatizar en la necesidad de adoptar prácticas agrícolas sostenibles que faciliten la adaptación al cambio climático y permitan mitigar sus efectos. 

Las sequías agudas y prolongadas son cada vez más recurrentes. Desde la ciencia, se han desarrollado y validado diversas prácticas sustentables que permiten que los agricultores no resulten tan afectados por las sequías. Aquí algunas de ellas. 

La sequía es un fenómeno cada vez más recurrente debido al cambio climático. Conservar el rastrojo como cobertura del suelo contribuye a mitigar los efectos de este fenómeno. 

Chiapas es uno de los estados más afectados por la variabilidad climática. Con el soporte científico de organismos internacionales ha conformado una innovadora estrategia para contribuir a que los productores se adapten y mitiguen el cambio climático.

Debido a las sequías más frecuentes e intensas que afectan a productores de Apaseo el Alto, Guanajuato, investigadores del IT de Roque y el CIMMYT evalúan las prácticas sustentables más adecuadas para ellos. La Agricultura de Conservación brinda resultados alentadores.

Las nueve nuevas líneas de maíz son especialmente valiosas para los mejoradores que buscan tolerancia a la sequía o resistencia al complejo mancha de asfalto.

Las innovaciones promovidas por el programa MasAgro son consideradas estratégicas para la producción de granos y forrajes en el semidesierto de Durango.

Un estudio iniciado en 2015 revela que, en los años más secos, los suelos cubiertos con rastrojo tienen mejores resultados que aquellos que quedan sin cobertura.

Estudios de la plataforma de investigación San José Estancia Grande, en Oaxaca, confirman que la Agricultura de Conservación contribuye a mitigar los efectos del cambio climático.