Buenas prácticas poscosecha, variedades de maíz resistentes al gusano cogollero y mecanización adecuada son algunas acciones derivadas de la ciencia colaborativa que impulsa el CIMMYT y que ayudaron a muchos productores a hacer frente a los efectos de la pandemia en 2020. 

Gracias a la instalación de dos módulos poscosecha y 13 áreas de extensión, en Puruándiro, Michoacán, 222 productores que perdían hasta 30% de su producción se han capacitado en el uso del silo metálico hermético y las condiciones adecuadas para el almacenamiento del grano. 

Los resultados de la plataforma de poscosecha Venustiano Carranza, Chiapas, permiten identificar algunas de las tecnologías de almacenamiento de granos más efectivas y rentables para los pequeños productores de Chiapas. 

Especialistas del CIMMYT participan en un ciclo de charlas técnicas organizado por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias de Ecuador para fomentar prácticas poscosecha adecuadas en el país sudamericano. 

En una gruta a 200 metros de la Pirámide del Sol, en Teotihuacan, Estado de México, se preparan platillos que no solo deleitan el paladar, sino que son ejemplo de cómo la producción sustentable de maíz nativo puede fortalecer el tejido social.

Los silos metálicos herméticos son la opción más segura y efectiva para almacenar grano, sin embargo, muchos productores no cuentan con los recursos para invertir inmediatamente en uno. Las bolsas plásticas herméticas son una opción pertinente.

A través de un módulo poscosecha instalado en la localidad Santa María Roaló, en Oaxaca, se promueve la reutilización de botellas de PET para almacenar granos y semillas.

Son capacitados 350 productores de la Mixteca Alta de Oaxaca en manejo poscosecha para disminuir la pérdida de granos durante el almacenamiento y aumentar la seguridad alimentaria de sus familias.