Felipe Carrillo Puerto, Q. Roo.- En la Península de Yucatán la milpa es el sistema de producción predominante, el medio de sustento de miles de familias y una fuente de identidad comunitaria. Sin embargo, la pérdida de la biodiversidad, la disminución de la cobertura forestal y el cambio climático son fenómenos asociados a ese sistema productivo y representan importantes desafíos para cualquier iniciativa que busque fortalecerlo.
El proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— ha asumido esos desafíos, obteniendo en pocos años logros importantes que han impactado positivamente en más de 11,000 personas y de 16,000 hectáreas.
Milpa Sustentable en la Península de Yucatán es un proyecto fundamentado en procesos participativos a través de los cuales las comunidades han definido los indicadores de sustentabilidad que consideran adecuados para el sistema milpa, entre ellos la materia orgánica del suelo. Para las comunidades mayas, el suelo no es simplemente un recurso, sino un elemento asociado a una cosmovisión particular, y por eso consideran fundamental disminuir el uso de fertilizantes químicos.
Para lograr este y otros objetivos, el Hub Península de Yucatán —del CIMMYT— ha brindado diversas capacitaciones, varias de ellas directamente en las parcelas de los productores. Recientemente, por ejemplo, en la parcela de don Paulino Poot Chulim —uno de los productores que participan en el proyecto— se realizó un taller para la elaboración de abono orgánico (composta) para fertilizar maíz y cultivos asociados, en el cual además se habló de los beneficios de este tipo de fertilizantes, la forma de aplicación y los momentos y las dosis adecuados.
El uso de abonos orgánicos permite reducir la dependencia de insumos externos, en este caso, de fertilizantes sintéticos. Se trata de una alternativa —económica y sin impactos negativos al medioambiente— que ayuda a mejorar la estructura y la fertilidad del suelo, favoreciendo así el incremento de los rendimientos.
Además de productores de Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, en el taller participaron productores del programa Sembrando Vida y becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, ambos del Gobierno federal. En conjunto, los participantes aprendieron a elaborar una composta que aprovecha los recursos locales. Adicionalmente, el taller permitió formar nuevos vínculos comunitarios: los asistentes se organizaron para ir a mover la composta hasta que esté lista (proceso que toma de mes a mes y medio) y se comprometieron a replicar con otros productores lo aprendido.
El compostaje es uno de los aprendizajes del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán y también una de las acciones que a mediano y largo plazo permitirán a las comunidades hacer más rentable la milpa y afianzar prácticas sustentables que aseguren la preservación funcional de la biodiversidad. Por esta razón, es importante apoyar y dar continuidad a los esfuerzos de todos los que hacen posible este proyecto.
¿Quieres elaborar esta composta especial para la milpa? Toma nota.
Se fabrica con restos de hojas de plátano; hojas de huaxim, jabin y tzalam —leguminosas de la región—; hojas de ox —árbol ramón—; hojarasca enriquecida con ceniza; estiércol de vaca; y tierra negra (color que indica que el suelo es rico en materia orgánica).
La composta se hace por capas, en el siguiente orden:
- Primera: materia seca
- Segunda: materia verde
- Tercera: estiércol
- Cuarta: tierra negra
- Quinta: hojarasca enriquecida con ceniza
Se debe humedecer cada capa y repetir el orden hasta alcanzar una altura aproximada de un metro. Luego se cubre con bolsas de plástico negras, a las que se hacen orificios para permitir una aireación adecuada durante el periodo de compostaje.