La quema de rastrojo, una práctica común en muchas regiones agrícolas de México, representa una amenaza significativa no solo para el medioambiente, sino también para la vida humana. En el marco del Día Nacional del Combatiente de Incendios Forestales, es crucial reflexionar sobre la importancia de adoptar prácticas agrícolas más sostenibles y seguras, como el aprovechamiento del rastrojo como cobertura del suelo.
De acuerdo con estadísticas de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, durante 2023, México registró 7,611 incendios forestales que afectaron una superficie de más de un millón de hectáreas (lo que equivale aproximadamente a dos tercios del territorio de la Ciudad de México), la mayor superficie afectada en la última década.
Los estados más afectados fueron Jalisco, México, Ciudad de México, Michoacán, Chihuahua, Chiapas, Puebla, Durango, Guerrero y Veracruz. Además, entidades como Jalisco, Chihuahua, Guerrero, Nayarit, Durango, Sonora, Chiapas, Oaxaca, Sinaloa y Michoacán concentraron el 84 % de la superficie afectada a nivel nacional.
El combate de estos incendios implicó un poco más de 315 mil días-persona, de los cuales el 8.48 % correspondió a voluntarios. Lamentablemente, un 27.29 % de los incendios se debieron a quemas fuera de control relacionadas con actividades agrícolas y pecuarias. Este dato resalta la necesidad urgente de adoptar prácticas agrícolas más sustentables y seguras.
Una de las principales prácticas que contribuyen a los incendios forestales es la quema de los residuos agrícolas o rastrojos. Sin embargo, estos pueden ser aprovechados como una valiosa cobertura del suelo, reduciendo significativamente el riesgo de incendios, y aportando beneficios a largo plazo para la salud del suelo y la productividad agrícola.
En palabras de la señora Abigail, una productora guanajuatense que ha adoptado esta práctica: “Al hacer agricultura sustentable he reducido los costos de producción en muy buena medida, se ha reducido el tiempo en la preparación del suelo y además tenemos la satisfacción de ser parte de la reducción de quemas agrícolas y en la reducción de emisiones de gases que contaminan el ambiente”.
La experiencia de la señora Abigail es un ejemplo claro de los beneficios de esta práctica y de cómo pequeños cambios pueden tener un gran impacto. Entre los beneficios de aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo en lugar de quemarlo se encuentran:
- Mejora la calidad del suelo: El rastrojo actúa como una capa protectora, reduciendo la erosión y mejorando la retención de humedad en el suelo. Esto es especialmente crucial en regiones propensas a sequías.
- Aumenta la biodiversidad del suelo: La materia orgánica del rastrojo proporciona alimento y hábitat para organismos benéficos del suelo, mejorando su fertilidad y estructura.
- Ayuda a reducir costos: Al no quemar el rastrojo, se reducen los costos asociados a la preparación del terreno y se disminuye la necesidad de fertilizantes químicos.
- Contribuye a mitigar el cambio climático: Al evitar la quema del rastrojo, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
- Seguridad y salud: La reducción del riesgo de incendios no solo protege el medioambiente, sino que también salva vidas humanas. Cada año, numerosos combatientes de incendios forestales arriesgan su vida para controlar los incendios, y algunas veces, lamentablemente, pierden la vida en el proceso.
El CIMMYT hace un llamado a los agricultores y a las comunidades rurales para que adopten prácticas agrícolas más seguras y sostenibles. Aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo es una acción simple que puede salvar vidas y propiciar una agricultura más sostenible y rentable. Este Día Nacional del Combatiente de Incendios Forestales, recordemos la importancia de proteger nuestros recursos naturales y a las personas que trabajan incansablemente para combatir los incendios.