El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) está contribuyendo a que la agricultura de México sea más productiva, sostenible y resiliente, según un nuevo informe de The Economist Intelligence Unit y la Fundación Barilla.
El estudio se centra en la pérdida y el desperdicio de alimentos, la agricultura sostenible y los desafíos nutricionales para evaluar qué tan sostenibles y resilientes son los sistemas alimentarios de las 20 economías más grandes y avanzadas del mundo, que podrían liderar el camino para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para 2030.
“Fixing Food 2021: Una oportunidad para que los países del G20 lideren el camino” sostiene que los sistemas alimentarios mundiales son fundamentales para cumplir todos los ODS, y trata de responder si los países del G20 están haciendo de la sostenibilidad alimentaria una prioridad y de qué manera.
Los autores analizan las complejidades entre los sistemas alimentarios nacionales y el progreso hacia los ODS como una cuestión transversal: “El reto para los sectores agrícolas de los países del G20 es hacer más eficientes sus procesos de producción de manera que cultiven suficientes alimentos para sus poblaciones y sus exportadores, pero haciéndolo de una manera que se desvincule del uso de recursos, repare el daño que ya se ha hecho al planeta, ayude a elevar los estándares nutricionales y, tras la pandemia, reconstruya nuestra resiliencia ante la aparición de enfermedades.”
En este contexto, los sistemas de datos del proyecto MasAgro del CIMMYT se identifican como una innovación o mejor práctica que ayuda a reducir la huella de carbono de la agricultura en México. A través de MasAgro, el CIMMYT monitorea a más de 150 mil agricultores y más de 500 variables del ciclo de cultivo por parcela agrícola.
“Los agricultores pueden acceder al análisis de los datos a través de una app que les proporciona una serie de información para ayudarles a mejorar la productividad, utilizar prácticas más sostenibles y acceder a los mercados”, señala el informe.
Los autores concluyen que los líderes del G20 todavía tienen una estrecha oportunidad de adoptar un enfoque sistémico para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, mitigar el impacto de la producción de alimentos en el medio ambiente y aumentar el contenido nutricional de las dietas mundiales para alcanzar los ODS en 2030.
Sin embargo, las respuestas políticas necesarias para desencadenar un cambio transformador en los sistemas alimentarios mundiales requieren voluntad política y liderazgo. “Involucrar a las diferentes partes interesadas en la mejora de la sostenibilidad de la agricultura es clave, según Bram Govaerts, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)”, se lee en el informe.