Jaime Elías Echeverría es un agricultor de Guanajuato, México. Desde hace 12 años se encarga de los terrenos de su padre. Así conoció las prácticas convencionales que prevalecen en su región, las cuales incluyen, en su mayoría, la quema de los rastrojos. Aunque Jaime tenía en mente aplicar alguna innovación en su actividad agrícola, cuenta, siguió realizando las mismas prácticas que todos a su alrededor.
Fue hace algún tiempo que lo invitaron a algunos eventos demostrativos organizados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) cuando Jaime se interesó por la agricultura sustentable. Al inicio, implementar esas prácticas fue complicado porque representaban para él un cambio radical con respecto a años de realizar prácticas convencionales. Hoy, sin embargo, las prácticas sustentables que ha implementado ya también han sido replicadas por sus vecinos cercanos.
Aprovechar los rastrojos en lugar de quemarlos, minimizar el movimiento del suelo, entre otras prácticas asociadas a la agricultura de conservación le han permitido tener mejores suelos, regenerarlos de alguna manera. Esto, a su vez, lo ha conducido a nuevos proyectos, como el de Agriba Sustentable, en el que actualmente participa y en el que ha sido pieza importante para sumar a nuevos productores a este proyecto que impulsa PepsiCo México, Grupo Trimex y el CIMMYT.
Agriba Sustentable es un proyecto que busca impactar positivamente y de manera directa a los productores del Bajío mexicano, particularmente a través del desarrollo de capacidades. Así, por ejemplo, junto con productores innovadores como Jaime se han establecido parcelas-escuela en las que otros agricultores pueden conocer y aprender cómo implementar prácticas sustentables.
Además, con el proyecto, productores como Jaime tienen mayor certeza a la hora de comercializar su producción y también mayores herramientas para hacer frente a los efectos del cambio climático que afectan al sector agrícola.
“Las prácticas promovidas por el proyecto abarcan la mínima labranza para evitar la compactación del suelo y la cobertura del suelo con rastrojos para retener humedad, limitar el crecimiento de malezas, regenerar el suelo y aportarle nutrientes. Además, con este sistema se disminuyen los costos generados por el consumo de gasolina o la renta de maquinaria y de productos químicos que habitualmente se usan con la agricultura convencional”, enfatiza el equipo técnico que opera el proyecto y brinda acompañamiento técnico constante a los productores participantes.