En el marco del Día Mundial del Agua, Daniel Sandoval Hernández, especialista en uso y manejo del agua en el Hub Bajío del CIMMYT –con más de nueve años de experiencia en capacitación sobre riego en cultivos como maíz, frijol y hortalizas–, nos comparte recomendaciones clave para el manejo de riego.

Usar tuberías con salidas controladas es una práctica sencilla pero efectiva para mejorar el riego: permite distribuir el agua de forma uniforme, reducir escurrimientos y aprovechar mejor cada gota. (Foto: Daniel Sandoval/CIMMYT)
- Monitorea el clima y el cultivo
Observa diariamente las condiciones climáticas y la etapa fenológica de tu cultivo. Esto te ayudará a decidir cuándo es el momento ideal para regar y evitar estrés hídrico.
- Mide siempre el agua aplicada
Utiliza un medidor de flujo en tus pozos para registrar cuánta agua aplicas. Si no cuentas con medidor, realiza un aforo sencillo midiendo el volumen de agua recolectado en un recipiente en un tiempo específico.

- No excedas tu capacidad de agua disponible
Evita sembrar más superficie de la que puedes regar eficientemente. Si conoces tu caudal disponible, ajusta tu área sembrada a ese volumen para optimizar tu producción y ahorrar agua.
- Observa efectos visibles de la calidad del agua
Si notas compactación en suelos, un color blanquecino o estrés en plantas (hojas amarillentas, crecimiento deficiente), podrían ser señales de exceso de sales en tu agua de riego.

- Nivelación y descompactación del terreno
Mantén parcelas niveladas para facilitar la distribución uniforme del agua y evitar encharcamientos. Realiza labores de descompactación para mejorar la infiltración y almacenamiento de agua en el suelo.
- Apóyate en herramientas tecnológicas:
Utiliza tensiómetros, sensores de humedad (como los TDR) y estaciones climáticas básicas para llevar un mejor control del riego. Estas herramientas te permitirán aplicar agua con precisión.

- Parcela pequeña, mayor control
Considera delimitar tu área de riego en secciones pequeñas o disminuir los largos de surcos. Esto facilita el control, garantizas mayor uniformidad y aumenta la eficiencia del manejo del agua.
Recuerda: “Lo que no se mide, no se puede mejorar”. Es fundamental nivelar parcelas, descompactar suelos, conocer el caudal disponible, las etapas fenológicas del cultivo y el clima para tomar mejores decisiones sobre tu riego.