Calera, Zac.- Se estima que la agricultura es responsable de alrededor del 70% de las extracciones de agua a nivel global. Con el cambio climático ejerciendo presión adicional al recurso, muchos agricultores están buscando prácticas que les permitan optimizar el uso del agua.
En estados como Zacatecas, donde el agua es un recurso escaso, es necesario aprovechar cada gota, pero esto difícilmente puede suceder si antes no se trabaja en la restauración y el mejoramiento de los suelos agrícolas ―en Zacatecas, el 93% de la superficie cultivable tiene problemas de erosión en alto y muy alto grado―.
¿Por qué es importante la salud del suelo para cuidar el agua? Cuando un suelo está sano tiene una estructura que le permite desempeñar diversos procesos, como la infiltración del agua, la retención de humedad, el desarrollo de raíces, la aireación, entre otros. Por el contrario, un suelo degradado pierde esa estructura y su capacidad de sostener una adecuada actividad biológica, afectando la productividad y la rentabilidad de los cultivos.
Partiendo de esta estrecha relación entre la calidad de los suelos agrícolas y el aprovechamiento y cuidado del agua, el proyecto Aguas Firmes ―impulsado por el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― está capacitando a productores zacatecanos para que, a partir de la implementación de prácticas agrícolas sustentables, se recuperen los suelos y así se avance en el manejo sostenible del agua.
Aguas Firmes, comenta el biólogo Carmen Martínez García ―consultor para el proyecto― busca reducir el gasto del agua en las unidades de producción en el acuífero de Calera, Zacatecas. Esto es posible, señala, “mediante la recuperación de los suelos, con la implementación de la Agricultura de Conservación para ayudar al desarrollo de una Agricultura Sustentable en la zona donde se desarrolla el proyecto en el que, actualmente, participan 53 productores zacatecanos que están impactando en 603 hectáreas”.
El proyecto Aguas Firmes apuesta por el desarrollo de capacidades: “recientemente hicimos una práctica de diagnóstico de parcela y también la «práctica del terrón», donde los productores observaron que los terrones provenientes de parcelas con Agricultura de Conservación duran más al sumergirse en agua, a diferencia de los terrones de las parcelas con labranza convencional que se desintegran con facilidad porque han perdido su estructura”, comenta el ingeniero Julio César González, consultor para el proyecto.
“También se realizó la práctica de infiltración, donde se demostró cómo el suelo donde se dejó rastrojo o paja del ciclo anterior permitió una infiltración más rápida y de más agua al suelo; con la práctica del penetrómetro se observó el grado de compactación; el resultado fue de 10 cm de profundidad, lo cual indica que el suelo está muy degradado y erosionado, además de que le hace falta materia orgánica”, señala Julio César.
Prácticas como estas ayudan a explicar lo que sucede en las parcelas cuando se riega o llueve: si se ha destruido la estructura del suelo y su contenido de materia orgánica es pobre a causa de un movimiento continuo y de no dejar rastrojo, entonces los agregados del suelo tienden a destruirse, provocando que los pocos poros presentes se obstruyan y haciendo que la velocidad de infiltración sea muy lenta. Con Agricultura de Conservación, en cambio, la estructura y porosidad del suelo mejoran, ya que no son destruidos por el barbecho o las rastras ―la mínima labranza es uno de los componentes básicos de este sistema, junto con la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos―.
Los beneficios de hacer un mínimo movimiento del suelo son notables: “en la siembra de siempre ya se le han aplicado dos riegos de auxilio y en la parcela con Agricultura de Conservación apenas le aplicamos el primer riego, además hemos ahorrado por no realizar la preparación del terreno”, comenta Omar García Jordán, uno de los productores que participan en Aguas Firmes y en cuya parcela ―donde se realizó siembra directa de frijol Pinto Saltillo con rastrojo de cebada y mínimo movimiento de suelo― se ha establecido un módulo de innovación.
Así, la reciente capacitación, desarrollada en el módulo establecido con el señor Omar, permitió que 18 agricultores de Calera y sus alrededores observaran directamente los beneficios de incorporar residuos de cosecha a los suelos y de hacer siembra directa: se mejora la infiltración, se reduce la presencia de malezas, se guarda más humedad y por más tiempo, se disminuyen los costos de producción y se optimiza el uso del agua, aspecto fundamental para un estado como Zacatecas donde cada gota es de gran valor para la agricultura.