Para brindar a los productores de la región alternativas que contribuyan a reducir el uso de agroinsumos sin afectar el rendimiento sus cultivos, en la plataforma de investigación Ocotlán —establecida en 2017 como parte de la colaboración entre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y Syngenta— se evalúan prácticas y tecnologías sustentables como la Agricultura de Conservación —sistema cuyos componentes son la cobertura del suelo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos—, fertilización adecuada, Manejo Agroecológico de Plagas, entre otras.
Entre los resultados destaca que la siembra en camas permanentes anchas —surcos elevados que forman hileras y que permiten hacer un manejo más eficiente del agua— ha obtenido mayor rendimiento (más de una tonelada por hectárea) en comparación con la siembra en plano —labranza convencional—. De hecho, a pesar de las adversidades climáticas y por plagas, el rendimiento promedio de maíz en camas anchas se ha mantenido superior al de la labranza convencional, e incluso ha llegado a ser superior al rendimiento reportado bajo condiciones de riego.
Las camas permanentes anchas también han contribuido a disminuir la erosión del suelo y a bajar los costos de producción por la reducción de la labranza; la cobertura del suelo con rastrojo ha derivado en una menor incidencia de malezas; y con respecto a la diversificación de cultivos —en la región hay pocos cultivos que se han presentado como opciones para la rotación con maíz, por lo que se evaluó una serie de cultivos para identificar posibles candidatos a implementarse en la región—, el girasol se ha identificado como una buena opción por ser un cultivo de ciclo más corto que el maíz, tener buena respuesta a condiciones limitadas de lluvias, mayor tolerancia a la sequía que los cultivos básicos y adaptarse a las condiciones tanto del ciclo primavera-verano como del otoño-invierno.
Destacan también los resultados del Manejo Agroecológico de Plagas, sistema con el que se ha logrado reducir (de 5 a 2) las aplicaciones de insecticidas, priorizando el uso de productos de bajo impacto y alternativas bioracionales para el manejo de las principales plagas de la región como son el gusano cogollero, el gusano elotero y la gallina ciega. Cabe señalar que, en el caso de maíz, los insecticidas sintéticos de amplio espectro (como el clorpirifos) en ocasiones no logran un control adecuado de las plagas, por lo que estas evaluaciones son fundamentales.