No es ningún secreto que África se está urbanizando a una velocidad vertiginosa. Considere Lagos. En 1950 la ciudad nigeriana tenía una población de unos pocos cientos de miles de habitantes. Hoy en día, ese número se ha disparado a unos 14 millones. Se estima que para 2025 la mitad de la población de África vivirá en zonas urbanas.
Esta transformación demográfica ha tenido consecuencias dramáticas para la salud y la nutrición humana. Es mucho más probable que los habitantes de las ciudades dependan de alimentos baratos y altamente procesados, que son estables en el mercado pero pobres en nutrientes.
Estas estadísticas, presentadas por la moderadora Betty Kibaara, Directora de la Iniciativa Alimentaria de la Fundación Rockefeller, enmarcaron el simposio de políticas del Foro de la Revolución Verde en África 2020 sobre «Avances en materia de género y nutrición«. El foro comprendía dos temas. Uno se centró en la atención de las necesidades de los consumidores urbanos nutricionalmente vulnerables, en particular las mujeres; el otro, en la financiación basada en el género en el sistema agroalimentario africano.
Hablando del primer tema, Natalia Palacios, especialista en calidad del maíz del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), subrayó lo grande que es el desafío. «Tenemos que proporcionar dietas asequibles y nutritivas … dentro de los límites del planeta,» dijo.
Muchos de los panelistas señalaron otras dimensiones del desafío, desde los déficits de pruebas en torno a las poblaciones urbanas del continente hasta los efectos amplificadores de la crisis del COVID-19. Palacios subrayó que la base de cualquier respuesta debe ser una asociación efectiva entre los gobiernos, las empresas y los actores sin fines de lucro que trabajan en esta área.
«Lo realmente importante es empezar a trabajar juntos,» dijo Palacios «para empezar a desarrollar las estrategias en conjunto en lugar de proporcionar o exigir cosas.» Hablando del papel de organizaciones como el CIMMYT, Palacios destacó la necesidad de trabajar estrechamente con el sector privado para entender la demanda de las materias primas agrícolas que pueden ser convertidas en dietas nutritivas.
Nutrición rica de fácil alcance
Los esfuerzos de investigación más recientes de Palacios se centran precisamente en esta cuestión. Ella y un equipo de investigadores, entre los que se encuentra el científico principal del CIMMYT, Santiago López-Ridaura, exploraron la forma en que diversas innovaciones en la producción de maíz han mejorado el contenido de macronutrientes y micronutrientes del grano y han dado lugar a sistemas agroalimentarios más saludables basados en el maíz.
Esto es importante porque los 2,000 millones de personas que se calcula que sufren de «hambre oculta» en todo el mundo, una dieta más diversificada, rica en alimentos costosos, perecederos y densos en nutrientes, no es económicamente viable. En los países de bajos y medianos ingresos de África, Asia y América Latina, se estimó que el arroz, el maíz y el trigo representan entre el 55 y el 70% de las calorías.
El CIMMYT, HarvestPlus y el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA), junto con varias partes interesadas, han participado activamente en la labor encaminada a mejorar la calidad nutricional de los sistemas alimentarios que dependen de los alimentos básicos. En asociación con una amplia red de asociados nacionales y del sector privado, han lanzado más de 60 variedades mejoradas de maíz y trigo enriquecidas con zinc o provitamina A en 19 países.
Foto de la portada: A diferencia de las variedades de maíz blanco, el maíz con vitamina A es rico en beta-caroteno, lo que le da un color naranja característico. Esta variedad biofortificada proporciona a los consumidores hasta un 40% de sus necesidades diarias de vitamina A. (Foto: HarvestPlus/Joslin Isaacson)