La vida en el campo comienza con las semillas. Por eso, su disponibilidad es fundamental para garantizar alimentos a la población, lo cual es particularmente importante si se considera que en 10 años México vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria, ya que si continúa con su tendencia de producción y consumo, tan sólo en el caso del maíz necesitará importar un poco más de 18 millones de toneladas. Construir una industria semillera nacional sólida y justa que favorezca particularmente a los pequeños y medianos productores resulta ser entonces un asunto de suma importancia.
El programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, además de realizar acciones con productores en favor del incremento de sus rendimientos, ha propiciado que se caracterice la diversidad genética del maíz, dando origen a más de 60 nuevas variedades de alto rendimiento y con capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático que comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras que participan en el programa.
¿Cómo puede la conservación e investigación de la biodiversidad favorecer el desarrollo de la industria semillera nacional? MasAgro ha ayudado al desarrollo y la ampliación del Atlas Molecular de Maíz, una herramienta que hace posible conocer la información contenida en las diferentes razas y variedades de maíz (material que México resguarda en el Banco de Germoplasma que se encuentra en las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México) a fin de identificar características que permitan, por ejemplo, generar variedades más resistentes a las enfermedades o tolerantes a las nuevas condiciones climáticas.
Con nuevas variedades mejoradas, la industria semillera nacional puede contar con semillas mexicanas adecuadas para las distintas regiones del país. Recientemente, la investigación científica impulsada por MasAgro ha permitido entender —para agilizar su uso— la diversidad de 15,384 variedades nativas de maíz e ingresar más de 100 millones de nuevos datos al Atlas Molecular de Maíz, lo cual deriva en maíces con mayor tolerancia al calor y la sequía y resistentes a enfermedades como el complejo de la mancha de asfalto, que puede reducir el rendimiento del maíz hasta en 70%.
Las semilleras nacionales que se fortalecieron o surgieron con MasAgro han introducido al mercado 129 nuevos híbridos y registrado 36 nuevas variedades ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS). Este posicionamiento de semillas de alto rendimiento, así como las más de 3 toneladas de semilla básica y precomercial de maíz distribuidas recientemente para producciones a gran escala son ejemplos claros de cómo MasAgro incrementa la competitividad de las empresas semilleras nacionales.
Uno de los principales objetivos de las acciones que realiza MasAgro para impulsar la industria semillera nacional es el año 2030, fecha crucial en la cual se proyecta que el incremento de la población y el cambio climático amenazarán seriamente la seguridad alimentaria de los países. Si las sociedades no implementan estrategias que les permitan ser autosuficientes en la generación de los alimentos que requieren y si la biodiversidad de las especies cultivadas (y cultivables) se pierde, entonces el futuro de las naciones y la humanidad entera estarán en riesgo.
En este contexto, MasAgro es un programa estratégico para que México avance hacia su autosuficiencia alimentaria y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual —como parte de sus metas— promueve el acceso a los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y su distribución justa y equitativa. Por eso, para MasAgro es fundamental continuar apoyando a las pequeñas y medianas empresas semilleras nacionales a través de la investigación científica.