Integración y Desarrollo CESUR, en alianza con el CIMMYT, capacita y difunde prácticas y tecnologías sustentables que les permiten a los productores tomar mejores decisiones en su parcela y reducir los efectos del cambio climático en la zona.
Por: Integración y Desarrollo CESUR SC.
11 de noviembre de 2018.
Tierra Blanca, Ver.- Hace años llegaron más de 26,000 indígenas de origen chinanteco al estado de Veracruz, procedentes de Usila, Villa de Ojitlán y Jalapa de Díaz, Oaxaca. Arribaron al municipio de Tierra Blanca, tomaron posesión de terrenos particulares que fueron convertidos en ejidos y dieron inicio a una nueva etapa de vida, manteniendo su origen y sus costumbres. Nombraron estas tierras igual que sus lugares de origen, utilizando la palabra “nuevo” para distinguirlas de su antiguo territorio. Así nació el ejido Nuevo Arroyo Tambor, que recientemente celebró 30 años de su fundación. Sus habitantes manifiestan que las condiciones de vida cambiaron en forma radical, pues perdieron la diversidad que distinguía a sus sistemas de producción; hoy en día están dedicados casi exclusivamente al cultivo de maíz, a diferencia de otros grupos de origen indígena que optaron por el cultivo de caña de azúcar y la ganadería extensiva.
Han alcanzado niveles de producción que los distinguen del resto de los productores de la región, ya que se ocupan de buscar y adoptar prácticas o innovaciones tecnológicas que coadyuven a mantener niveles de rendimiento que les permitan obtener ingresos por la venta de excedentes en el mercado local. Sin embargo, los efectos de la variabilidad climática han ocasionado pérdidas en rendimiento y productividad.
Con la intervención del equipo técnico Integración y Desarrollo CESUR, se han realizado actividades de capacitación, difusión y asistencia técnica en colaboración con el CIMMYT para que los productores cuenten con información que les permita tomar decisiones mediante el uso del menú tecnológico MasAgro.
Una alternativa de bajo costo es el cultivo de leguminosas. Durante un evento de capacitación se dieron a conocer las características y formas de cultivo de leguminosas como la crotalaria, la soya y el frijol, señalando que además de mejorar las condiciones del suelo, sus frutos son alimentos ricos en proteína para el consumo humano o animal, lo cual constituye una opción viable para las familias de la comunidad, ya que como actividad secundaria se dedican a la producción de cerdo y aves. En el caso de las leguminosas de cobertura, éstas permiten controlar las malezas y romper el ciclo reproductivo de las plagas.
La importancia de este proceso de intervención radica en que la seguridad alimentaria de estas familias depende exclusivamente de la producción de maíz, por lo que lograr la sustentabilidad del sistema de producción garantiza el ingreso y bienestar de sus habitantes.