Los productores del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán (MSPY) —de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo— han obtenido diversos aprendizajes sobre Agricultura Sustentable. Algunas de las parcelas que se han trabajado con estos productores se han constituido como módulos de exhibición para difundir prácticas agronómicas innovadoras y pertinentes para la región.
Recientemente, se realizó un recorrido por un módulo ubicado en el municipio de Tizimín, Yucatán. En él participaron 27 productores y técnicos locales, los cuales observaron directamente los beneficios de realizar un arreglo topológico adecuado —es decir, una distribución óptima de las plantas— y de aplicar los fertilizantes en los momentos precisos.
Debido a que en la zona el temporal fue errático y la falta de agua afectó a los cultivos en la región, los productores y técnicos que visitaron el módulo de exhibición se mostraron sorprendidos por el buen desarrollo que tuvo el área de innovación de la parcela en comparación con el área testigo. Y comentaron que lo más sorprendente fue que las plantas tuvieron un llenado de grano muy bueno.
Don Timoteo Rosendo Baak Dzib, dueño de la parcela y uno de los productores del proyecto MSPY, mencionó que —para él— el principal cambio fue que con un mejor arreglo de la parcela ya no tuvo que utilizar cinco o seis semillas por postura, sino solamente dos (del mismo maíz nativo), obteniendo así un mejor desarrollo de la planta, con tallos más gruesos y mazorcas de mayor tamaño.
Los visitantes también observaron la vitrina de maíces nativos que se estableció en la parcela de don Timoteo. Actualmente, a través del mejoramiento participativo se están evaluando el desarrollo y las características de estos materiales (altura, floración y acame de las plantas). La intención de esta iniciativa es reforzar el sistema milpa en la región y preservar (y en algunas ocasiones recuperar) la diversidad genética de los maíces nativos con la participación de los propios productores.
Al finalizar el recorrido, incluso los productores más escépticos se mostraron convencidos de la necesidad de adoptar nuevas y mejores prácticas agronómicas que, validadas desde la ciencia, permitan reforzar la tradición de la milpa en Yucatán.