Uno de los tres componentes de la Agricultura de Conservación es la rotación de cultivos. Esta práctica evita problemas con enfermedades, plagas y malezas, e implica la diversificación del ingreso y la reducción de los riesgos de producción y comercialización, ya que los cambios en los precios de venta y los desastres naturales no impactan a todos los cultivos de la misma manera.
Se ha demostrado que la rotación de cultivos genera mayores rendimientos, por lo que es uno de los componentes clave de la Agricultura Sustentable. Sin embargo, en muchas regiones hay un cultivo que —por su rentabilidad— prevalece, y resulta difícil encontrar otros que se puedan incorporar a la rotación. Hallar las especies complementarias adecuadas es fundamental, ya que no todos los cultivos generarán beneficios en una rotación; incluso es posible que algunos tengan efectos negativos en el cultivo subsecuente, pues los cultivos tienen diferentes tipos de raíces y, en consecuencia, distintas necesidades de nutrientes.
Se requieren entonces cultivos que sean productivos, tengan una cadena de valor establecida y sean complementarios con el cultivo principal. Por lo anterior, y para encontrar los mejores cultivos complementarios, es necesario evaluar los efectos de la rotación en cada región. En este sentido, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) actualmente estudian los efectos de la rotación en parcelas cultivadas con el sistema de Agricultura de Conservación.
Como en el Valle del Yaqui —región a la que pertenece el municipio de Cajeme— el trigo es el cultivo principal, los científicos del CIMMYT investigan cuáles cultivos de rotación tienen más beneficios para el trigo producido con Agricultura de Conservación. En uno de los experimentos que conforman el ensayo, se evaluaron parcelas tratadas con camas permanentes (porciones del suelo que quedan elevadas al formar los surcos, facilitando el drenado del agua) y retención total de los residuos agrícolas.
Los resultados demuestran que la rotación de cultivos no solamente tiene beneficios para el manejo y la sustentabilidad del sistema productivo, sino que también aumenta los rendimientos (ver tabla 1 y gráfica 1). De hecho, las rotaciones más diversas generaron los mayores rendimientos. En promedio, el trigo con maíz o sorgo los aumentó en 397-718 kg/ha, y el cártamo, en 978 kg/ha; en la rotación con garbanzo —una especie de leguminosa— los incrementó en 1,207 kg/ha.
Los aumentos en el rendimiento gracias a la rotación de cultivos se han mantenido relativamente estables a través de los años, de manera que este hecho puede ser un factor que considerar a la hora de seleccionar los cultivos de rotación, además de la rentabilidad. Estas evidencias obtenidas por los investigadores del CIMMYT en la plataforma de investigación demuestran los beneficios de la rotación de cultivos y son un ejemplo de cómo una #AgriculturaConCiencia puede beneficiar a los productores.
Trigo-Trigo | Trigo-Cártamo | Trigo/sorgo-Trigo/sorgo | Trigo/maíz-Trigo/maíz | Trigo-Maíz/sorgo | Trigo-Garbanzo |
6,464 | 7,443 | 7,182 | 6,861 | 7,095 | 7,671 |
Diferencia con el monocultivo | 978 | 718 | 397 | 631 | 1,207 |
Tabla 1. Rendimientos promedio de trigo (kg/ha) con diversas rotaciones desde 2013, cuando se incorpopró la rotación trigo-garbanzo en el ensayo. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano.
Gráfica 1. Rendimientos de trigo en camas permanentes con retención de rastrojo, con diferentes rotaciones, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano.