Trinidad Zaachila, Oax.- El tereftalato de polietileno, o simplemente PET (por sus siglas en inglés), es el tipo de plástico más usado para envasar bebidas gaseosas. Su importancia como material de envase alimentario se debe a que ha sustituido al vidrio y el policloruro de vinilo (PVC) gracias a su mayor manejabilidad e inocuidad. Es decir, además de ser un material resistente, ligero, barato y reciclable, no conlleva riesgos de contaminar los alimentos.
Por supuesto, es importante reducir el consumo de productos plásticos, así como reutilizar los envases ya existentes. Debido a sus características, las botellas de PET son una alternativa viable para almacenar granos y semillas con buenos resultados, ya que este tipo de recipientes son seguros, prácticos y herméticos como un silo metálico hermético, siempre y cuando no presenten daños que permitan la entrada de aire o plagas a su interior.
Como parte del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ ―impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)―, técnicos de RicinoMex ―colaborador del CIMMYT en Oaxaca― instalaron a inicios de este año un módulo poscosecha en la localidad Santa María Roaló, municipio de Trinidad Zaachila, Oaxaca.
El objetivo del módulo es evaluar distintas tecnologías de almacenamiento de granos básicos (tecnologías herméticas, polvos inertes, etc.). Este tema, que se ha tratado en diversos eventos formativos, ha despertado un gran interés entre las familias productoras de la localidad, ya que las plagas de almacén suelen ser muy agresivas, haciendo que en ocasiones se pierda hasta 40% de las cosechas.
Emplear los recipientes de PET tiene un beneficio adicional: la reutilización de este material plástico permite hacer un uso responsable de este tipo de materiales que, habitualmente, al no ser reutilizados inmediatamente después de su uso original, generan contaminación.
Para darles un uso adecuado como contenedores de semillas, previamente se debe realizar una inspección y verificar que tanto el recipiente como la tapa (esta debe conservar en buen estado —preferentemente— el sello plástico que normalmente tiene) estén en óptimas condiciones para seguir brindando hermeticidad.
Con la instalación de este módulo poscosecha, los productores de Santa María Roaló y de comunidades cercanas logran ver el uso alternativo (en favor de un manejo de granos y semillas adecuado) que puede darse a materiales como las botellas de PET. Con un tratamiento adecuado, este material puede contribuir al resguardo de las semillas nativas de colores que aún se cultivan en la región, por lo que este tipo de módulos cobra mayor importancia.