A través de investigaciones extensivas, CIMMYT ha validado la importancia de los rastrojos como catalizadores esenciales para la conservación del suelo. Estos residuos agrícolas, una vez desechados o quemados, ahora son reconocidos por sus beneficios en la retención de humedad, protección contra la erosión, y la reducción de emisiones de CO2. Este enfoque no solo mejora la salud del suelo sino que también contribuye a una agricultura más resiliente frente al cambio climático, enfatizando la agricultura de conservación como un paso crucial hacia la sostenibilidad.
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