Los cultivos extraen los nutrientes del suelo durante su desarrollo. Si no se adoptan prácticas para mantener y mejorar la fertilidad —como mantener los residuos de cosecha como cobertura—, este desgaste continuo y la erosión disminuyen la fertilidad y la profundidad de los suelos, ocasionando que el rendimiento sea cada vez menor.
En los Valles Centrales de Oaxaca, México, la aplicación de fertilizantes químicos no es sostenible debido, entre otros factores, a la alta variabilidad del temporal y la escasez de recursos económicos. Por lo tanto, es necesario identificar y promover prácticas para que los productores de pequeña escala reduzcan la dependencia de estos insumos y mejoren la biodiversidad en sus parcelas.
En la comunidad de San Miguel Tlanichico, municipio de Trinidad Zaachila, los cultivos de cobertura y los abonos verdes han sido ampliamente adoptados por los productores. En sus parcelas es posible observar, además de maíz, canavalia, dolichos, ayocote, frijol y otros cultivos con los que los productores han observado mejores rendimientos que cultivando únicamente maíz.
Estas opciones para diversificar cultivos forman parte de las acciones promovidas por Desarrollo Agropecuario Integral Camino Real (DAIRC) y el Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en el marco de Cultivos para México, iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT.
Con parcelas más diversas los productores de San Miguel Tlanichico también han disminuido la cantidad de fertilizante químico que aplicaban. Una vez cosechado el maíz y, en su caso, su cultivo asociado, los cultivos de cobertura se dejan sobre la superficie para aportar materia orgánica al suelo y, sobre todo, para conservar la humedad.
Los cultivos de cobertura son cultivos adicionales que se pueden integrar junto con el cultivo principal o se pueden establecer para cubrir la tierra a fin de proteger al suelo de los efectos erosivos del viento, la lluvia y las altas temperaturas fuera del ciclo productivo principal.
Por lo tanto, los abonos verdes también son considerados cultivos de cobertura, pero su fin primordial es mantener o incrementar el contenido de materia orgánica del suelo y elevar su nivel general de fertilidad. En general, se trata de especies de crecimiento rápido que se cortan en el mismo lugar en el que crecen, lo cual se hace antes de florecer porque esto desviaría la concentración de nutrientes a las semillas o el fruto.
Los cultivos de cobertura y los abonos verdes tienen ventajas similares y complementarias, incluyendo:
- Proteger al suelo de la erosión y de que se seque, mejorando los niveles de humedad y la circulación del agua.
- Impedir el desarrollo de malas hierbas, ya sea directamente al bloquear la luz, o indirectamente en el caso de algunas especies que actúan como herbicidas.
- Enriquecer el suelo con nitrógeno —particularmente cuando se trata de leguminosas por su efecto de fijación de nitrógeno— y otros nutrientes.
- Hospedar a enemigos naturales de las plagas.
- Contribuir a mejorar la estructura y el contenido orgánico del suelo como resultado de una mayor actividad biológica.
- Proporcionar un entorno más húmedo que contribuye a degradar los residuos.
Las especies más comúnmente usadas como cultivos de cobertura o abonos verdes son generalmente los frijoles u otras leguminosas, los pastos y también cultivos de la familia de las cucurbitáceas, como las calabazas y chilacayotes. En general, los cultivos de cobertura y los abonos verdes tienen la característica de poder crecer en suelos de mala calidad, producir grandes volúmenes de biomasa verde en corto tiempo, necesitar poca agua y tener un denso sistema de raíces.