De acuerdo con las Naciones Unidas, en 90 países existen alrededor de 476 millones de personas que pertenecen a algún grupo indígena. Ellos representan un poco más del 5 % de la población mundial y, sin embargo, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables, representando el 15 % de los más pobres en el mundo.
El 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, es una oportunidad para reconocer a estas comunidades, sus aportes y su voz. Para el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) las comunidades indígenas son esenciales para impulsar la sustentabilidad agrícola. Siendo herederos de tradiciones de cultivo tan fundamentales, como la milpa, sus conocimientos son pilares del desarrollo y la seguridad alimentaria de toda la humanidad.
El año pasado, por ejemplo, la milpa maya de la Península de Yucatán fue incorporada al Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial (SIPAM), el cual busca dar visibilidad y preservar las prácticas agrícolas que generan medios de vida en áreas rurales al tiempo que combinan biodiversidad, ecosistemas resilientes y tradición e innovación de una manera única.
En el marco de esta distinción, destaca la participación de agricultores mayas en el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —esfuerzo conjunto de la Fundación Haciendas del Mundo Maya, Fomento Social Banamex, el CIMMYT y las familias productoras de la región—, el cual benefició de manera directa a más de 2 mil productores con innovaciones tecnológicas en sus sistemas de producción, haciendo de la innovación un impulsor de la tradición.
Actualmente, a través de la red de plataformas de investigación que impulsa el CIMMYT y sus colaboradores en todo el territorio nacional, sobresale la generación de soluciones agronómicas y técnicas adaptativas basadas en la combinación de agricultura de conservación y milpa intercalada con arboles frutales (MIAF), mediante la cual se promueve la diversificación de cultivos como un medio para enriquecer la nutrición de las comunidades y ampliar las posibilidades de acceso a mercados.
El sistema MIAF, cabe señalar, es una práctica estructurada por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y optimizada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT. En la base de este sistema están los saberes tradicionales de agricultores indígenas de Huejotzingo, Puebla, donde ha sido muy útil para la agricultura en laderas de ese estado y de varios más del sur-sureste mexicano.