El cambio climático es una realidad y representa una seria amenaza para la seguridad alimentaria global. De acuerdo con la evidencia acumulada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por cada grado que aumenta la temperatura, la producción de cereales se reduce un 5 % aproximadamente.
En México, los estados del sur y sureste son los que presentan mayor vulnerabilidad al cambio climático; no obstante, este fenómeno también constituye una problemática para las principales regiones productoras de trigo en el norte del país y en El Bajío, ya que este cultivo requiere al menos entre 500 y 600 horas frío —tiempo por debajo de los 7 grados Celsius— para que tenga un buen desarrollo, pero el cambio climático está haciendo que las temperaturas se eleven, comprometiendo la producción del cereal.
En el estado de Guanajuato, por ejemplo, los cambios en los patrones del clima y los altos costos de producción han hecho que muchos agricultores busquen alternativas para mantener la rentabilidad de sus cultivos. Para algunos productores que han encontrado en la agricultura de conservación una alternativa para hacer frente a los efectos del cambio climático, este sistema de producción sustentable ha representado un cambio radical, pero muy positivo, en su forma de trabajar la tierra.
Productores de Cuchicuato —en el municipio guanajuatense de Irapuato— que han apostado por la agricultura de conservación comentan que preparar su parcela con este sistema solo hacen una labranza mínima y además aprovechan el rastrojo para proteger al suelo de la erosión, lo que no ocurre con el sistema convencional que aún prevalece en la zona y que consiste en barbechar, pasar la rastra y realizar el surcado para dejar la superficie del suelo completamente libre de residuos del cultivo anterior, pero a merced del efecto erosivo del viento, la lluvia y otros factores.
“Las consecuencias de realizar estas prácticas se notan en la cosecha del cultivo siguiente, ya que al retirar el rastrojo se deja al suelo sin protección y, con los cambios en el patrón del clima que se han presentado aquí en la región, en la mayoría de las parcelas el trigo no se desarrolla de forma óptima, por lo que la meta de rendimiento suele no alcanzarse”, comenta el equipo técnico que le brinda asesoría y acompañamiento al señor Tomás en el marco del proyecto Agriba Sustentable.
Agriba Sustentable es una iniciativa impulsada por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Su propósito es impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano mediante un conjunto de buenas prácticas y tecnologías agrícolas, como la agricultura de conservación y el manejo agroecológico de plagas.
El resultado del primer ciclo con agricultura de conservación fue positivo para los productores de Cuchicuato que participan en el proyecto: “fue muy notable el cambio, tanto en peso como en calidad de grano. El proceso de la trilla en el sistema convencional debió́ ser adelantado hasta 10 días ya que el grano presentaba bajo contenido de humedad y no logró obtener peso, mientras que el sistema de conservación mantuvo alto contenido de humedad y permitió a las plantas desarrollar el ciclo completo, generando mayor peso y calidad de grano”, comenta uno de ellos.
Además de permitirle a los agricultores disminuir sus costos de producción y conservar sus suelos, haciendo que sus sistemas de producción sean más capaces de enfrentar los efectos del cambio climático, la agricultura de conservación les permitió producir hasta 1,5 toneladas más en comparación las prácticas convencionales. Por esto, los productores de Cuchicuato concluyen que “ahora que estamos haciendo agricultura de conservación con el proyecto de Agriba Sustentable estamos más que satisfechos con los resultados”.