“Agradezco al Proyecto Buena Milpa por haber apoyado el proceso de adopción de nuevas tecnologías en beneficio de mi familia y la comunidad”.
Por: Mario de León Díaz del Proyecto Buena Milpa Guatemala.
San Marcos, Guatemala.- Mayra Maldonado, productora del municipio de San Lorenzo, San Marcos, posee una parcela con cultivos de maíz y frijol y, ocasionalmente, obtiene muy bajos rendimientos debido a la mala calidad de la semilla, la baja disponibilidad de nutrientes aprovechables para las plantas, el ataque de insectos y la poca disponibilidad de agua de riego para su cultivo. Ella observó que durante este tiempo su parcela no le daba los rendimientos necesarios para alimentar a su familia y era insostenible, y dependían directamente del salario que su esposo pudiera obtener para la compra de alimentos.
Platicó con una vecina y tuvieron la idea de organizarse para formar un grupo de mujeres que se encontraran en las mismas condiciones, creando así el grupo El Recuerdo, ubicado en la aldea Cerro Grande de este municipio. Iniciaron sus actividades abordando todo lo relacionado con la elaboración de abonos orgánicos, un tema que a muchos les parece de poca importancia, pero no es así para nuestra productora, quien hacía énfasis en la composición, la elaboración y el manejo de estos abonos, como las aboneras tipo compost, para su aprovechamiento dentro de la parcela con cultivos propios del sistema milpa, garantizando el mejoramiento de la salud microbiológica de sus suelos y teniendo a su disponibilidad los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo de las plantas de maíz y frijol, además del uso dentro de su huerto familiar.
Mayra Maldonado cuenta su experiencia, el alcance que ha tenido al adoptar esta tecnología agrícola y cómo es que elaboró dicha abonera con materiales que están al alcance de su familia, como hojas de soico, ceniza, broza, estiércol de animales domésticos y residuos de cocina. El manejo que realiza es controlar el tiempo y la temperatura de la abonera, monitoreando cada cuatro días para garantizar un proceso correcto de descomposición.
“Agradezco al Proyecto Buena Milpa por haber apoyado el proceso de adopción de nuevas tecnologías en beneficio de mi familia y la comunidad”, mencionó Mayra.
La tecnificación no sólo es en el tema de abonos solidos orgánicos, sino también a través de la elaboración de abonos líquidos foliares orgánicos procesados a nivel grupal, como el caldo mineral, el biol, los microorganismos de montaña y el té de estiércol. La elaboración de este último se realiza colocando un saco con estiércol dentro de una cubeta con agua, mezclando el contenido cada ocho días; estará listo después de 20 días y podrá ser aplicado a los cultivos mediante el uso de una bomba de fumigar. Cabe mencionar que este abono es uno de los preferidos por los productores de esta comunidad, por su fácil elaboración, y es utilizado dentro de los huertos de plantas medicinales. La productora menciona la importancia que tiene esto para sus plantas, por los nutrientes que les aporta.
Otra adopción utilizada es el uso de repelentes orgánicos de insectos, mediante el uso de macerados de chile porrón con alcohol y ajo, mezclándolos con un poco de jabón negro; después de 20 días, se puede utilizar para repeler a los insectos defoliadores, como gusanos, y chupadores, como pulgones. Comenta que, antes de aplicar estas tecnologías, observaba que los rendimientos de su parcela eran bajos y tenía problemas de desarrollo en sus hortalizas, pero, a través de su participación en los talleres y con la elaboración de estos productos, empezó a observar resultados positivos. En la actualidad, se siente satisfecha con lo aprendido e insta a los productores a elaborar abonos orgánicos para mejorar la vida microbiológica de los suelos.