Sonora.- Ante la recurrente amenaza de sequía cada ciclo agrícola, desde hace varios años los productores del Valle del Yaqui y el Valle del Mayo buscan cultivos que puedan establecerse con una menor cantidad de agua y que al mismo tiempo sean rentables y les permitan recuperar la deteriorada biodiversidad de sus suelos. Una alternativa es el cultivo de ajonjolí durante el ciclo primavera-verano, pues exige un mínimo de humedad en el suelo, por lo que se puede establecer en condiciones de temporal (dependiendo del tipo de suelo agrícola, podría requerir riego de auxilio en la etapa de floración).
Con fecha de siembra en junio (posterior a la cosecha del trigo), el ajonjolí logra un buen desarrollo y —ya que se cosecha en el periodo de octubre a noviembre— permite el establecimiento de un cultivo en el ciclo otoño-invierno. Los costos de producción (en la zona) son de alrededor de $9,000 y los precios de cosecha oscilan entre $18,000 y $30,000 por tonelada, por lo que es un cultivo rentable, especialmente si se establece con Agricultura de Conservación.
La Agricultura de Conservación —sistema sustentable cuyos principios básicos son la mínima labranza, la diversificación de cultivos y la cobertura del suelo— permite tener ahorros notables en los costos de producción, potenciando así los beneficios del ajonjolí, entre los que destaca una baja incidencia de plagas y enfermedades.
Cuando por las lluvias (que cada vez son más escasas) aparecen plagas como la chinche Lygus, el gusano telarañero o el gusano de la cápsula, las liberaciones masivas (semanales) de insectos benéficos como la crisopa o las avispas Trichogramma son un buen apoyo para su manejo.
Con rendimientos en la zona que van de 900 kilogramos hasta 1.5 toneladas por hectárea, el cultivo de ajonjolí es una alternativa importante para los productores del sur de Sonora, particularmente en etapas críticas de sequía, cuando es fundamental realizar una #AgriculturaConCiencia.