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Plataforma de investigación Aguacatán, espacio clave para el estudio de maíces criollos

A través de la iniciativa AgriLAC Resiliente, esta plataforma promueve prácticas agrícolas adaptadas a las necesidades locales, mejorando la productividad del maíz criollo y explorando innovaciones como la cero labranza y la asociación de cultivos.

Aguacatán, Huehuetenango. Cosecha de maíz en la plataforma de investigación. 11 de enero de 2024. (Foto: AgriLAC Resiliente)
Aguacatán, Huehuetenango. Cosecha de maíz en la plataforma de investigación. 11 de enero de 2024. (Foto: AgriLAC Resiliente)

En la región occidental de Guatemala, donde el maíz es mucho más que un cultivo —es la base de la alimentación y la cultura—, se está escribiendo una nueva historia de resiliencia agrícola. A través de la plataforma de investigación Aguacatán, en Huehuetenango, la iniciativa AgriLAC Resiliente está propiciando que centros de investigación internacionales como el CIMMYT, y organizaciones locales como la Asociación de Organizaciones de los Cuchumatanes (ASOCUCH) trabajen codo a codo para enfrentar los desafíos de la producción agrícola en laderas y en condiciones climáticas adversas.

En Guatemala, el maíz es esencial para la vida diaria de millones de personas. Sin embargo, la producción nacional aún no logra cubrir la demanda y el rendimiento promedio sigue siendo bajo, en torno a las dos toneladas por hectárea. En un país donde la agricultura de subsistencia es común, los pequeños agricultores enfrentan grandes desafíos, especialmente bajo el cambiante clima actual. La degradación del suelo, causada por prácticas agrícolas tradicionales, como la quema y la labranza intensiva, aumenta la vulnerabilidad de estos sistemas productivos.

Aquí es donde entra en juego la plataforma de investigación Aguacatán. Establecida en 2023, en esta plataforma se evaluaron y validaron tecnologías y prácticas agrícolas sostenibles que puedan adaptarse a las necesidades locales. Como parte de AgriLAC Resiliente, iniciativa del CGIAR, la plataforma busca crear modelos de producción que no solo ayuden a los agricultores a adaptarse al cambio climático, sino que también mitiguen sus efectos a través de soluciones integrales.

En palabras de los responsables de la plataforma: “A través de las acciones de la iniciativa AgriLAC Resiliente y ASOCUCH en 2023 se instaló la plataforma Aguacatán, Huehuetenango para llevar a cabo procesos de investigación estratégica en la región Occidente de Guatemala, a partir de las áreas de oportunidad en los sistemas de producción locales y así poder evaluar y validar tecnologías y/o prácticas agronómicas sustentables”.

Una de las principales áreas de enfoque ha sido la evaluación de diferentes variedades de maíz criollo, las cuales han sido seleccionadas por los propios productores. En esta región, el rendimiento de estos maíces ha sido históricamente bajo, pero con el apoyo de ASOCUCH, se ha trabajado en el mejoramiento participativo para incrementar su productividad.

Durante el ciclo 2023, la plataforma evaluó tres variedades mejoradas, comparándolas con un genotipo local de grano amarillo. Los resultados fueron prometedores, especialmente para la variedad Santos López  —las variedades mejoradas se identificaron con el nombre del productor con quien se colectó la semilla previo al proceso de mejoramiento—, la cual alcanzó un rendimiento de 2.4 toneladas por hectárea, comparable al de la variedad local. No obstante, “es necesario seguir con el trabajo de investigación para conocer cómo se comportan los materiales evaluados conforme se avanza con la implementación de prácticas agronómicas con base en agricultura de conservación”, explican los técnicos responsables.

Otra de las innovaciones que se evalúan en la plataforma es la asociación de cultivos de maíz con frijol y haba. Estos cultivos asociados no solo diversifican la producción, sino que también mejoran la productividad por unidad de superficie. De acuerdo con los resultados, la siembra de frijol y haba contribuyó significativamente al incremento de la productividad, con aportes de 0.7 y 1 toneladas por hectárea adicionales al rendimiento del maíz, respectivamente.

Las prácticas agrícolas convencionales en muchas regiones de Guatemala, como la labranza intensiva y la quema de residuos, son difíciles de abandonar. Sin embargo, la investigación en Aguacatán ha demostrado que la cero labranza, el manejo de residuos como cobertura y la diversificación de cultivos —componentes básicos de la agricultura de conservación— pueden ser más rentables a largo plazo. Aunque el rendimiento de la labranza convencional fue ligeramenmte superior a la cero labranza por 0.2 t/ha, la rentabilidad de la cero labranza fue mayor debido a los menores costos y al menor porcentaje de acame (caída de las plantas), que fue un 21% más bajo.

Los resultados obtenidos en la plataforma de investigación Aguacatán son solo el comienzo. Con el apoyo de iniciativas como AgriLAC Resiliente y la colaboración de organizaciones locales, se está construyendo un camino hacia una agricultura más sustentable y resiliente en Guatemala. La ciencia colaborativa y la investigación aplicada están demostrando que es posible mejorar la productividad sin sacrificar la sostenibilidad, y que las soluciones adecuadas para cada contexto pueden ser la clave para un futuro más prometedor para los agricultores guatemaltecos.